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Limones y cofradías

Los votos islámicos y socialdemócratas arrojan dudas sobre la victoria del primer ministro turco

El primer ministro turco, Turgut Ozal, líder del Partido de la Madre Patria (PMP), está satisfecho con las encuestas, que le dan como seguro ganador, con mayoría absoluta de escaños, en las elecciones legislativas de mañana. Pero en los últimos días un cierto estremecimiento debe recorrerle la columna vertebral a medida que dos peligros se van haciendo más visibles: la incógnita del voto islámico y la espectacular escalada de Erdal Inonu, líder del Partido Populista Socialdemócrata (PPSD).

Inonu, un profesor de universidad de 61 años, que hasta hace apenas unas semanas parecía totalmente -carente del carisma necesario para arrancar el entusiasmo de las multitudes en los mítines o para convencer de sus puntos de vista al ciudadano medio en el diálogo íntimo por televisión, se ha revelado, con gran sorpresa de la mayoría de los observadores, como un animal político.Su campaña es la de tintes más modernos, diseñada con mucho dinero por medio por un experto que hizo el mismo trabajo para los socialdemócratas de la RFA. La esposa de su secretario general, Fikri Saglar, le ha dado clases de dicción, no en vano es una prestigiosa actriz. Y el profesor se ha convertido en un político, en un rival fuerte para Ozal, que ha sido cogido a contrapié.

Inonu ha desatado la guerra de los limones, que casi se ha convertido en la principal seña de identidad de la campaña. En sus anuncios en la Prensa y en sus espacios publicitarios en televisión, una mano estruja un limón (que ya está más muerto que vivo), sobre el siguiente lema: "¿Os quedan fuerzas para ser exprimidos como un limón otros cinco años?".

Ozal, también de 61 años, ha querido devolver la pelota expresando su indignación porque sus compatriotas sean considerados como una fruta, por muy respetable que sea como producto de exportación. Pero, sin duda alguna, el mensaje de Inonu ha calado hondo en una población que no sabe lo que es el crecimiento económico (el principal éxito de Ozal), pero que sí sabe lo que es la inflación, que ronda el 50% y ve cómo día a día disminuye el poder adquisitivo de su salario. El primer ministro -que en un momento de la campaña llegó a decir que los incrementos de precios "forman parte de los hechos económicos de la vida"- tiene que hacer ahora mil equilibrios para convencer de que, si gana, la gente no tendrá que apretarse un poco más el cinturón, o sea que no estrujará más el limón.

Un sultán sin trono

Al comienzo de la campaña, la principal amenaza para la continuidad de Ozal en el poder venía de su familia ideológica, es decir, del también conservador Partido de la Recta Vía (PRV), dirigido por el sultán Sulcimán Demirel, de 63 años, pero, en algún punto del camino, éste se ha caído del tren.Tal vez fue antes, el pasado 6 de septiembre, cuando el referéndum sobre el levantamiento de las prescripciones a los políticos apartados después del golpe de 1980 arrojó una mínima victoria del sí, de apenas tres décimas de punto. Para muchos observadores, ése fue el final de Demirel, de Bulent Ecevit (ex primer ministro, como el sultán y líder del partido de Izquierda Democrática), de Necmetin Erbakan (cabeza del islámico Partido de la Prosperidad) y de Alparsian Turkes (dirigente del ultraderechista Partido Nacionalista del Trabajo). Todos ellos concurren a los comicios, pero sólo Demirel es seguro que supere el 10% de sufragios necesario para tener representación parlamentaria.

Ozal sigue siendo favorito, y a estas alturas es dificil que se le pueda escapar la victoria, pero la ascensión de Inonu le preocupa y, por ello, ha concentrado su artillería sobre el dirigente socialdemócrata. "Si no fue capaz de dirigir una universidad", asegura, %cómo va a gobernar Turquía?". Es una referencia directa al paso de Inonu por la universidad de Oriente Próximo, en los años previos al golpe de 197 1, cuando el país estaba al borde de la guerra civil. El primer ministro asegura que Inonu permitió que el campus se convirtiera en "un santuario para anarquistas y terroristas". Los ataques personales, como se ve, también forman parte de "los hechos políticos de la vida". Pero Ozal sabe que la gente mira, sobre todo, a su bolsillo y su bienestar, así que estos días promete y promete, hasta asegurar que, con él en el Gobierno, "Turquía entrará en una nueva era".

El segundo peligro para Ozal viene del voto islámico, aún no claramente definido, con excepción del más extremista, que capitalizan Erbakan, primero, y Turkes, después. El PMP es una especie de UCD a la turca que suelda con el estaño del poder a ideologías e intereses diversos. Una de sus ramas es la íslámica, en la que encontraron refugio muchos descolocados tras el golpe. En estos días, algún informe confidencial ha dado cuenta de un difuso trasiego de intenciones de voto desde el PMP al Partido de la Prosperidad e incluso al PRV.

En Turquía existe un elevado número de organizaciones religiosas conocidas como tarikato (cofradías es una traducción aproximada), con cientos de miles de miembros algunas de ellas y cuyos fines teóricamente religiosos contrastan con un indiscutible poder económico y político.

Las tarikats son ¡legales, pero toleradas. Una de las más importantes, la Naksibendi, ha visto cómo su jefe, Mahmut Ustaoglu, casi rompía con Ozal por un quítarne allá esos nombres de las listas, y cómo alguno de los desechados como candidatos se pasaba con armas y bagajes a las filas de Ebakan, en tanto que el número dos del grupo, Esat Cosan, aconsejaba desde el semanario Islam (400.000 ejemplares de difusión) que se votara por el Partido de la Prosperidad. Miles de casetes con el mismo mensaje han llegado estos días a miembros de la cofradía desde Alemania Occidental, plaza fuerte de los naksibendi.

Corrimientos de terreno

Otras dos importantes tarikats, la Suleimani y la Nurcu, han llegado a acuerdos con Demirel, según el mismo informe confidencial, sobre la base de colocar a algunos de sus miembros en cabeza de varias listas de candidatos del PRV, sobre todo en Anatolia (en el caso de los suleimani) y en la región de Mármara (en el caso de los nurcu).Todos estos corrimientos del terreno no parecen amenazar seriamente las posibilidades de victoria de Ozal. Pero si las encuestas se equivocan y mañana hay una sorpresa, pueden explicar por qué se produce.

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