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Abeja gana, caballo pierde

Los sondeos coinciden: Ozal seguirá como pruner ministro turco y Demirel quedará en tercer lugar

Los numerosos sondeos que estos días aparecen en la Prensa turca coinciden en vaticinar que, tras las elecciones del próximo domingo, Turgut Ozal, líder del conservador Partido de la Madre Patria (PMP), seguirá al frente del Gobierno con una cómoda mayoría absoluta en el Parlamento de Ankara, de 450 miembros. Muy otro parece ser el destino reservado al sultán Suleimán Demirel, máximo dirigente del también derechista Partido de la Recta Vía (PRV). Si las encuestas no se equivocan, m siquiera podrá convertirse en el jefe de la oposición. Un político de nuevo cuño y viejo apellido, Erdal Inonu, le arrebatará ese privilegio al frente del Partido Populista Socialdemócrata (PPSD).

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Por decirlo en términos de emblemas partidistas: abeja (Ozal) gana, caballo (Demirel) pierde, flecha (Inonu) al viento, paloma (Ecevit) cae, media luna (Erbakan) entre nubes. La paloma del ex primer ministro socialdemócrata Bulent Ecevit, que encabeza ahora el Partido de Izquierda Democrática (PDI), tiene un ala rota y nadie se atreve a apostar una lira turca a que el domingo pueda superar la fatídica barrera del 10% de los votos en todo el país, imprescindible para obtener representación parlamentaria. Otro tanto ocurre con la media luna cruzada con una espiga del islámico Partido de la Prosperidad, de Neemotin Erbakan, contemplado por el Ejército y el presidente, Kenan Evren, como la principal amenaza al Estado laico, puesto en pie por el padre de la patria, Mustafá Kemal Ataturk.Ecevit y Erbakan lo tienen dificil, pero no imposible, y en su resultado radica la principal incógnita de los comicios del domingo. Las predicciones apuntan a que se quedarán sin representación, con lo que el nuevo Parlamento tendrá sólo tres partidos. Pero si fueran cuatro o cinco, Inonu y Ozal podrían salir perdiendo, aunque en ningún caso peligraría, si la demoscopia no falla, la mayoría en la Cámara del actual primer ministro. Ozal eInonu son políticos nuevos. Su estrella política comenzó a brillar tras el golpe militar del 12 de septiembre de 1980, que derribó el Gobierno de Demirel, acosado por el caos económico y una violencia terrorista que situaba al país al borde de la guerra civilPero Ozal colaboró con los golpistas (llegó a ser viceprimer niinistro), mientras que Inonu mantuvo las manos limpias y no puso en juego su indiscutible perfil democrático. En las elecciones del 6 de noviembre de 1983,, Ozal ya no era el candidato de los hombres de uniforme, que aconsejaron votar contra él, pero así y todo logré la mayoria absoluta de escaños, frente a otros dos partidos (los únicos autorizados) que poco después se disolvieron. Pasado mañana, este tecnócrata y pragmático a ultranza, paladín del liberalismo económico, afrontará su primera prueba en unos comicios libres.Políticos Mejos' 1 Deni¡rel, Ecevit y Erbakan son, en cambio, políticos viejos, al igual que Alparslan Turkes, que transita por la senda del nacionalismo más extremo y que llegó a ser viceprimer ministro, con Demirel, pese a las sospechas de que apoyaba la violencia terrorista de los ultraderechistas lobosgrises, entre cuyos miembros más ilustres se encontró Alí Agca, quién intentó asesinar a Juan Pablo II. Estos cuatro dirigentes tenían prohibido participar en política durante 10 años, en virtud de un artículo transitorio de la Constitución que los militares hicieron votar en 1982. Mientras estuvieran fuera de juego, la legitimidad de Ozal estaba en duda. Finalmente, el primer ministro dio un paso adelante y, tras hacer aprobar una enmienda a la Constitución, sometió a referéndum el levantamiento de las prescripciones. La votación se efectuó el pasado 6 de septiembre y la campa¡la previa fue casi un plebiscito sobre el propio Ozal, que apostó por el no. El sí ganó, pero fue una victoria pírrica, por tan sólo' 75.000 votos de diferencia, apenas tres décimas de punto. Casi todos los análisis coinciden en señalar que el primer ministro salió fortalecido de la consulta,tanto como para creer llegado e momento de convocar eleccione anticipadas.

Antes del referéndum, Demirel parecía capaz de disputar el poder a Ozal, desde una posición política e ideológica apenas dife rente. Pero el sultán ha perdido su antiguo poder de seducción, aunque aún despierte el entusias mo de las multitudes en sus mítines.

Ozal e Inonu logran otro tan to y, por añadidura, le superan en los sondeos. De hecho, Deniirel no es hoy una amenaza para el primer ministro; su caballo no corre para ganar, sólo para ser segundo. Y esta posibilidad depende tanto de su esfuerzo como de los votos que Inonu pierda en beneficio del otro dirigente socialdemócata, Ecevit, quien libra una batalla por regenerar su ideología política, que le aleja de toda posibilidad de acceder al poder.

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