La dimensión es un factor que permite otros negocios

S. A. La mayor parte de los datos macroecónomicos que se suelen manejar a la hora de intentar medir la importancia relativa le los grandes bancos dentro de las economías de cada une, de los países, coinciden señalando la dispersión que en este terreno existe en España frente a países del entorno. Es cierto que, en cualquier caso siempre hay datos para todos los gustos o que sirven para definir tomas de posiciones distintas.

Lo que parece fuera de toda duda es que el nivel de productividad bancario nacional es escaso, mientras que el número de oficinas por habitantes es muy elevado. Algo similar ocurre si se toman como elementos de definición los costes de transformación. Los de los grandes bancos españoles super an el 3% de sus activos totales medios, mientras que en Francia y Holanda están por debajo del 2%.

A cambio, el margen de explotación de los grandes banco si nacionales es muy superior al que obtienen las entidades de otros países. Mientras los españoles obtienen casi el 5%, en Francia apenas superan el 2% y en Holanda se sitúan en torno al 2,5%.

Pero esta ventaja parece a todas luces temporal, porque el margen tiende a ir disminuyendo de forma paulatina en España y porque el horizonte de 1992 obligará a que se reduzca aún más con la entrada masiva de la competencia de bancos de otros países. Todos estos problemas, con ser importantes, enmascaran en parte, como señalaba Enrique Fuentes Quintana en su intervención para presentar al presidente del Banco de Bilbao en su ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, el fondo del debate actual.

Porque de lo que se trata ahora no es de debatir la existencia o no de economías de escala en un proceso de fusión de este tipo, sino de la "posibilidad o no de realizar operaciones diferentes y acceder a mercados en los que encontrar espacios nuevos para el negocio bancario".

Esta posición ante la fusión de las grandes entidades financieras españolas, defendida desde siempre por algunos y negada durante mucho tiempo por muchos -entre ellos los presidentes de otros grandes bancos, el de la patronal bancana y en cierta medida por los responsables del Banco de España-, parece que es la que ha logrado imponerse con el paso del tiempo y su aceptación por personas que hasta hace poco lo negaban.

Las condiciones económicas de Éspaña han variado sustancialmente desde su integración en la Comunidad Europea. Incluso la propia recuperación de la actividad ha influido de forma importante en este cambio de actitud de muchos que se oponían de forma más o menos pública a este tipo de operaciones.

Y, finalmente, los temores a posibles tiburones no deseados por nadie, no sólo de las propias empresas,sino de los organismos de la Administración que tienen la misión de controlar y tutelar a las instituciones financieras, pairecen haber inclinado la balanza para que sea alguien conocido quien realice estas operaciones antes de que vengan otros a hacerlas sin posibilidades de oponerse a ellos.