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Isabel Vighi

Una palentina, al frente de la lucha europea contra la discriminación sexual

Miguel Ángel Villena

A sus 31 años, Isabel Vighi, una abogada palentina de ascendencia italiana, es la encargada en la Comunidad Europea (CE) de vigilar el cumplimiento de las directivas comunitarias en materia de igualdad entre los sexos. Está convencida de que la discriminación de la mujer responde más a problemas culturales que a cuestiones legales, pero añade: "Todos los países mantienen aún leyes discriminatorias, los convenios laborales perjudican a las mujeres y las agresiones sexuales proliferan".

Tras licenciarse en Derecho en la universidad de Madrid, Vighi comenzó a recorrer los caminos europeos. Estudió y trabajó en distintas instituciones como el Consejo de Europa, el Colegio de Brujas y la Oficina de Información y Prensa de la CE en Madrid, y desde hace un año está adscrita a la Dirección General de Política Social de la CE. Al margen de la preparación de informes jurídicos y de la coordinación de grupos de expertos, Isabel Vighi se dedica también a una labor divulgativa de las directivas comunitarias en materia de igualdad de sexos. Por esa razón ha participado recientemente en un seminario en Valencia sobre El principio de igualdad de las mujeres en la CE.ç"Existe un gran desconocimiento", señala Vighi, "entre los abogados y los sindicatos sobre las directrices comunitarias en lo que se refiere a igualdad entre los sexos. De todos modos resulta indiscutible que el miedo a perder el empleo es la principal causa que impide que muchas trabajadoras denuncien discrimínaciones laborales". Según Vighi, el trabajo a tiempo parcial y la economía sumergida son cada vez más el destino de muchas mujeres.

Duda a la hora de indicar qué países garantizan más la participación y los derechos de las mujeres, pero finalmente confiesa: "Quizá sea Dinamarca el país de la CE donde los derechos de las mujeres están más protegidos. Por otro lado, España, Grecia y Portugal cuentan con sociedades más tradicionales, pero en nuestro país observo una creciente toma de conciencia de las mujeres, que rechazan ser ciudadanas de segunda categoría". Al comentar incumplimientos de normas comunitarias, Isabel Vighi cita casos notables como la negativa británica a conceder permisos de paternidad, o la fijación del subsidio de paro en Bélgica para el cabeza de familia, que suele ser un hombre.

Se muestra preocupada por el aumento de las agresiones sexuales contra las mujeres en los centros de trabajo, y añade que es un fenómeno que se está extendiendo. "En la actualidad la CE prepara un estudio sobre la dignidad de la mujer en el trabajo. Es un problema difícil de atajar porque las denuncias también escasean por miedo a perder el empleo". En opinión de esta funcionaria de la CE, que se encuentra muy identificada con su trabajo en Bruselas pero añora volver a España, no existe ninguna razón para impedir el acceso de una mujer a trabajos considerados duros. "Tratando de proteger a las mujeres, se las discrimina. Nadie se plantea prohibir a un hombre que sea peluquero. Además está demostrado que las radiaciones, por ejemplo, afectan tanto al sistema reproductor de las mujeres como al de los hombres", afirma Vighi.

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