Lo que HB debiera decir a ETA
El acuerdo antiterrorista alcanzado recientemente por los partidos del arco parlamentario supone un paso importante en el camino de la lucha por la pacificación de Euskadi. En ese camino es esencial conocer cuál va a ser la actitud de Herri Batasuna. El autor explica por qué esta organización debe convencer a la organización terrorista ETA de que abandone el uso de la violencia y acepte un diálogo político que conduzca a la concordia.
El otro día se ha producido el milagro. Todos los partidos parlamentarios presentes en el Congreso de los Diputados, a excepción de Eusko Alkartasuna, han firmado un acuerdo "para el logro de la paz en Euskadi y en el resto del Estado".Milagro me parece a mí que este acuerdo recoja el consenso de casi el ciento por ciento de las fuerzas democráticas del país, cuando hace poco algunos de los firmantes reclamaban la fulgurante agravación de la ley antiterrorista y ni siquiera llegaban a pronunciar la palabra Euskadi, sustituyéndola pudorosamente por Provincias Vascongadas, expresión tan cara, curiosamente, a HB cuando se refiere al Parlamento o al Gobierno vascos.
Pero lo cierto es que hay acuerdo y que hay que agradecer a los partidos políticos pequeños y grandes la confianza que han depositado en las fuerzas políticas vascas y en las instituciones de Euskadi, al hacer suyo el acuerdo del Parlamento de Vitoria de 1985 y al anunciar "su voluntad de compartir" el acuerdo definitivo y unánime que alcancemos después de las conversaciones a que hemos sido convocados por el Lehendakari.
Pero en Euskadi, país de traidores, ya hay motivos para descubrir una nueva traición. Los que firmamos no fuimos firmes -no es lo mismo firmar que ponerse firme- y no conseguimos "el compromiso de asumir", expresión que hubiera satisfecho, al parecer, a los que no fueron a Madrid ni siquiera a discutir de gramática, pero que ahora disienten de los textos.
Etimología
Cuando hacía el bachiller jamás hubiera pensado que para hacer política, de la buena o de la mala, fuera tan importante ser un experto en lingüística y un profundo conocedor de la semántica y hasta de la etimología. Pero, por lo visto, es así.
Tengo que reconocer que, encerrados en un salón del Congreso, no tuvimos a mano ni pedimos los diputados redactores del documento diccionario alguno, pero con idéntica sinceridad debo reconocer que en cuanto volví a casa me precipité preocupado sobre el de la Academia, el de Casares y el de María Moliner, por lo menos.
Y me quedé muy satisfecho porque compartir, entre otras acepciones, significa "tener la misma opinión que otro", y asumir es "atraer a sí, tomar para sí o sobre sí".
Y yo pienso que los partidos firmantes se han comprometido a tener la misma opinión que los partidos vascos cuando éstos se pongan de acuerdo. Y es de lo que se trataba. De trasladar a los vascos esa grave responsabilidad: la de obtener el consenso.
Pero sí es cierto que en el documento o fuera del documento falta algo. Falta que HB le diga a ETA que pare. Que HB le diga a ETA que esto se acaba. Que la negociación no va a tener contenidos políticos que afecten a todos los ciudadanos. Que la reinserción puede ser satisfactoria.
Que a los presos y exiliados se les abre un horizonte de esperanza. Que cuanto antes ETA deje de disparar menos traumático será el final. Que estamos a tiempo de ahorrar la vida de muchos inocentes. Que se pueden acabar de inmediato tantos sufrimientos y riesgos innecesarios. Que HB puede ganar en autonomía y en la creación de un proyecto político propio.
Milagro
Y este milagro, como el otro, también es posible porque no debemos engañarnos. Yo me atrevo a creer que en las filas de HB tiene que haber muchos militantes y votantes bien intencionados. Y entre ellos tiene que haber quienes están cansados de sentarse a esperar, votar y aplaudir.
Y entre ellos tiene que haber muchos dispuestos a exigir la devolución a la sociedad civil del protagonismo. Que no tienen miedo a discutir abiertamente la Constitución y el Estatuto. Que están dispuestos a no secundar la extorsión y el crimen. Que podrían estudiar una alternativa popular, pacífica y civil a la mismísima alternativa KAS.
Y en este intento, si es sincero, que lo sepan desde ahora, no están solos.
es presidente de Euskadiko Ezkerra y diputado del Congreso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.