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BALONCESTO

El Taugrés sirvió de presentación a Fernando Martín

Luis Gómez

En el descanso el Taugrés no había resultado un rival fácil ni dificil. Cinco minutos de reanudación y un pequeño detalle bastaron para que sus voluntariosos elementos se atropellaran en un vertiginoso descenso hacia la hecatombe. Como el Madrid estaba frio y fuera del Palacio llovía insistentemente, ambiente tan desangelado no propició ninguna feroz tarascada. Fue un partido de casi imperceptibles detalles, de esos que a veces ni siquiera vale archivarlos en la memoria.El primer detalle fue el de constatar la presentación oficial en la Liga de Fernando Martín, revestido de titular dispuesto tomar la parte que le corresponda en el reparto de minutos para los pívots. Jugó 26 y evidenció, más que nada, una sustanciosa mejora defensiva, ya apuntada en su presentación oficiosa ante el IFA Español hace poco más de un mes. Debe ser ese su mejor recuerdo de su estancia en la NBA, porque Martín tiene más predisposición a robar balones que hace dos años, por ejemplo.

Sin embargo, su presencia no produjo una fatal desmoralización del Taugrés que, modestamente, se mantuvo con dignidad en la primera parte. En ese período y dirigido por el deshinibido Salvo, pudo observarse un par de quiebros de este jugador en plenas fauces de Corbalán, además de dos asistencias estimables. Lo que sucede es que el Taugrés, como algunos otros equipos, está sujeto con alfileres y su juego descansa en la presencia del americano Micheaux. Mientras este estuvo en cancha, el equipo de Vitoria aguantó el resultado, pero cuando se tuvo que sentar por la cuarta personal, llegó el descalabro.

Así, hasta el minuto 25, el marcador era interesante (56-52). En ese momento se fue Micheaux y, mientras el Real Madrid fabricaba 46 tantos, el Taugrés se quedaba corto, demasiado corto, con 17 tantos en 15 minutos de juego.

Por tanto, el partido quedó relegado a lo que pudiera hacer una de las partes, puesto que estaba bien claro que el juego discurría en una sóla dirección. Y el Madrid ofreció dos cosifias curiosas: una, que el público aplaude más a Antonio Martín que a su hermano, no se sabe porqué razón; y otra, que Pep Cargol es un jugador tan ambicioso y tan mentalizado a ser algo en esta vida que no parece dispuesto a quedarse en el banquillo así como así, viendo pasar titulares a su lado. Si a Cargol le dan siete minutos, salta a la cancha con la ilusión de quien piensa que tiene todo un partido que jugar por delante; si le dan dos,lo mismo da. Él juega su partido, aprovecha su tiempo, disfruta con los entrenamientos y, de vez en vez, cuando se le ve en la cancha, se le van apreciando mejoras. Pero lo que no cede es su rabia.

Así que ayer, mientras los hermanos Martín pensaban centrar el espectáculo de los últimos instantes, resultó que fue Cargol el acaparador de algunasjugadas.

Y en esas terminó el partido, mientras el público meditaba si realmente el Taugrés podría haber hecho algo más. Pues, realmente, no.

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