Cuatro centímetros
La IAAF, antes de tomar la decisión de avanzar cuatro centímetros el centro de gravedad de las Jabalinas para adelantar su caída, barajó también las posibilidades de elevar su peso (800 gramos para los hombres) o incluso reducir el pasillo de carrera, que puede variar entre los 30 y los 36,50 metros.Ambas se descartaron. Con un aparato más pesado aumentarían las lesiones de codo, la plaga que azota a los lanzadores. La reducción de la zona sería inútil para muchos de los mejores especialistas, que tienen una carrera muy corta y casi todo lo hacen a base del latigazo de brazo (caso Petranoff, por ejemplo).
Las nuevas jabalinas, pues, con una parte trasera algo más gruesa y lastradas en la punta, planean mucho menos que las anteriores -la famosa Held 3, utilizada por Petranoff y Hohn-. Caen antes. La pérdida en distancia viene a ser de 10 a 15 metros. Incluso más. Petranoff se ha quedado este año en 84,44, aunque en 1986 lanzó 85,38 -tenía 99,72- Y es que también ha cambiado la técnica. Ahora, el latigazo, aunque con más fuerza que técnica, debe ser muy rápido. Ya no importa tanto encontrar el ángulo de salida que permita a la jabalina planear al máximo, sino proyectarla de la forma más potente posible.
De momento, al menos, se ha vuelto a entrar en las zonas de lanzamiento, de donde casi se salía ya. Pero sólo se ha ganado tiempo. Es muy posible que en un corto plazo las marcas vuelvan a estar sobre los 90 o 95 metros, en cuanto las nuevas hornadas de lanzadores se adapten al material. Y volvorá a surgir el problema, porque hay algo que no cambiará tan fácilmente: el largo reglamentarlo del césped de los campos de fútbol, estadios (con pistas), donde normalmente se compaginan los dos deportes. Oscila entre los 90 y los 120 metros y para partidos internacionales el margen está sólo entre los 100 y los 110.
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