_
_
_
_
_

Edwin Milton Yoder

Premio Pulitzer en 1979, columnista de 'The Washington Post' y otros 69 periódicos

Posee el Premio Pulitzer, el más prestigioso para un periodista, y es editorialista de uno de los periódico más reputados de EE UU, The Washington Post. Sus artículos de opinión se publican también en otros 69 periódicos. Ninguna de estas cosas ha conseguido que Edwin Milton Yoder, de 53 años, sea un pedante, o si lo es, lo disimula muy bien. Escudado en su sentido del humor, da la sensación de que, en el fondo, muy pocas de las cosas que uno hace tienen importancia, y él mismo adopta este papel desmitificador.

Edwin Milton Yoder se encuentra en Madrid, donde participa en un seminario sobre el segundo centenario de la Constitución norteamericana, organizado por el Instituto de España en colaboración con el centro cultural Washington Irving.Yoder, uno de los columnistas más prestigiosos de EE UU, nació en Mebane, pequeña localidad de Greensboro, en Carolina del Sur. El haber sido hijo de maestros y asistido al colegio donde trabajaban sus padres despertó su instinto de insumisión: "Todos esperaban de mí que fuera un niño modélico", recuerda. Y ésa fue una de las razones para que se convirtiera en "un travieso y un pelma". Años más tarde, cuando se graduó en Historia e Inglés en la universidad de Carolina del Norte (Chapel Hill), tampoco hizo lo que se esperaba de él y se dedicó al periodismo. Tras dirigir la revista universitaria, regresó a Greensboro para trabajar en el periódico local, de donde pasó a The Washington Star como responsable de la página editorial, hasta el cierre de la publicación en 1981. Desde entonces, The Washington Post y 69 periódicos más publican los comentarios de Yoder, en su calidad de "columnista sindicado", que viene a ser el articulista de lujo de una agencia distribuidora de comentarios de opinión.

"No crea que uno se encuentra como un ser poderoso e influyente", asegura, "porque no es así. Uno se comporta como en la tortura china de la gota de agua, que cae y cae hasta que logra perforar. He escrito decenas de artículos, a veces hasta centenares, sobre un mismo tema, defendiendo una misma tesis, una y otra vez. A lo mejor, al final, he logrado que una persona modifique su punto de vista". Yoder abarca un amplio abanico en sus análisis diarios. Escribe poco de internacional, "porque procuro ser honesto, y sólo escribo de lo que verdaderamente conozco. Para opinar de temas internacionales tendría que viajar mucho más de lo que acostumbro a hacer". Pero es muy prolífico en cuestiones relacionadas con la Constitución americana y los modos de vivir de sus compatriotas, la moral, la economía y, muy especialmente, la literatura.

Conoce personalmente a los ex presidentes Ford y Carter y a Ronald Reagan. Del primero asegura que es un hombre mucho menos torpe de lo que parecía en televisión y también que es "culto e inteligente, y estaba mejor informado que los otros presidentes"; con el segundo estaba de acuerdo en muchas de cosas, "pero con él te sentías incómodo a menudo. Era muy detallista". Con Reagan, "uno se siente bien, porque un hombre relajado y simpático, pero no comparto ni una de sus ideas". Finalmente, de Nixon, a quien no llegó a conocer personalmente pero a quien convirtió en blanco de sus críticas hasta su dimisión, prefiere no hablar, "para no ser grosero". En cualquier caso, siempre ha procurado ser lo más objetivamente posible, distanciarse de los hechos y de las personas y eso le ha llevado a la conclusión de que, en realidad, "ninguno me resulta especialmente atractivo".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_