Directores de revistas católicas protestan por la censura del Vaticano y de las jerarquías eclesiásticas
Por primera vez después del Concilio Vaticano II, las mayores revistas católicas del mundo han lanzado un manifiesto conjunto denunciando el estado de censura al que se ven sometidas por parte del Vaticano, por los nuncios apostólicos y por las diversas jerarquías eclesiásticas. La elaboración del importante documento ha durado casi un año, y éste ha sido hecho público ahora, durante el sínodo de obispos que se está celebrando en Roma, tras una reunión de dos días en Milán de los directores de las revistas que firman dicho manifiesto.
Las revistas que, entre otras, han redactado y firmado el manifiesto contra la censura son el National Catholic Reporter, de Estados Unidos; el Catholic New Times, de Canadá; Vida Nueva, de Madrid; la Herder Korrespondenz, de Alemania; la suiza Orienterung, de los jesuitas, y las italianas Jesús, de los paulinos; Il Regno, de Bolonia, de los padres leonianos, y Rocca, de la Cittadella Cristiana de Asís."Quien desea hoy informar correctamente acerca de la vida de la Iglesia", se lee, entre otras cosas, en el manifiesto, "en vez de ser estimulado encuentra silencios, reticencias y falta de instrumentos necesarios tanto en las Iglesias locales como ante los organismos de la santa Sede". Y añade: "Mientras estamos convencidos de que existe un amplio espacio de libertad dentro de la Iglesia en cuestiones opinables, estamos asistiendo a la penalización no sólo del disenso razonable, sino también de una información llevada a cabo con libertad y seriedad profesional".
¿Por qué se han decidido a levantar el velo revistas tan cercanas incluso de la jerarquía eclesiástica, en muchas de las cuales, como por ejemplo Vida Nueva, colaboran incluso obispos y cardenales? Sencillamente, explica el manifiesto crítico, porque "en la jerarquía eclesiástica no se ha llevado aún a cabo el pasaje del miedo y del control a la promoción de la información".
Hablando con los responsables de dichas publicaciones religiosas se les oye decir que la situación se había agravado de tal modo que callarse hubiese sido ir en contra de la propia conciencia.
Y es que, como reveló ayer el semanal Panorama, que está a punto de festejar sus 25 años de vida, está volviendo en la Iglesia el régimen de la vieja censura de antes del Concilio. Se habla abiertamente de la intervención del nuncio español en Madrid, Mario Tagliaferri, sobre Vida Nueva, que ha llamado a sus responsables "a una mayor sintonía con el Vaticano".
Jesuitas italianos
También el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto del ex Santo Oficio, ha intervenido sobre la popular revista Il Messaggero, de San Antonio de Padua, que tira 1,5 millones de ejemplares, por el "pecado" de haber publicado un artículo explicando lo que es la teología de la liberación.Pero hay más: últimamente el prefecto de la Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares, el cardenal Jerome Hamer, que había sido secretario general del ex Santo Oficio, ha enviado una circular a todos los superiores de órdenes y congregaciones religiosas pidiéndoles que ejerciten con mayor ahínco la censura canónica sobre todas las publicaciones de las que son responsables. Motivo: "Para obtener así", se afirma, "una correcta e íntegra transmisión de la santa doctrina de la Iglesia".
Y bajo las horcas caudinas de la censura está empezando a pasar la misma revista de los jesuitas intelectuales italianos, Civiltá Cattolica, cuyo director, Gianpaolo Salvini, dejó de publicar el editorial previsto para el número del 19 de septimebre pasado, al parecer como protesta por los cortes que le había realizado la Secretaría de Estado vaticana, que preside el arzobispo Martínez Somalo.
Sínodo abierto
Y ya el año pasado el Papa había hecho retirar como director al jesuita Bartolomeo Sorge, que hoy es director de un instituto de sociología política en Palermo.Los firmantes del manifiesto de las revistas católicas contra la censura han pedido además que se hagan públicas las intervenciones íntegras más importantes de los obispos, cardenales y seglares hechas durante este sínodo. Cosa muy difícil, ya que la norma, según ha indicado el presidente de la Comisión para América Latina, es que "de la gran masa de información del sínodo se deben dar a conocer sólo las cosas que favorecen la comunión".
Jan Grootaers, de la universidad de Lovaina, coordinador del Rencontre International des Informateurs Religieux, acaba de afirmar que lo más impresionante de esta política de censura de: la Iglesia y de la jerarquía católica es que se está llevando a cabo "mientras la glasnost de Gorbachov despliega sus efectos en el imperio soviético y en el mundo entero".
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