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Teresa Chooi

La primera mujer que ha tomado la palabra ante el sínodo de obispos

Juan Arias

Teresa Chooi, china, nacida en Singapur, madre de tres hijas, casada con un abogado de fama internacional, responsable del Catholic Research Center de Malaisia y directora de una revista de información religiosa, es la primera mujer que se ha levantado a hablar en el sínodo ante cientos de obispos y cardenales. Su intervención tuvo un gran eco internacional tras haber pedido "transparencia y responsabilidad en todo lo que concierne a la posición financiera, desde la más pequeña comunidad eclesial hasta el nivel internacional de la Santa Sede".

Defendió su tesis con gran inteligencia: "Nosotros", dijo, "recibimos ataques de los medios de comunicación y en nuestros encuentros personales en relación a lo que se afirma que han hecho o dejado de hacer instituciones o burócratas oficiales de la Iglesia. Nosotras las mujeres amamos a la Iglesia y queremos defenderla ante todo ataque injusto, pero para ello necesitamos información que nos permita demostrar al mundo que no tenemos nada que ocultar".Menuda, pelo negro azabache, corto, fina ironía británica, rostro oriental y sonrisa occidental, se presentó a una conferencia de prensa en la sala vaticana con otros dos obispos, vestida con un toque de agradable sensualidad femenina. Camiseta blanca de manga corta sobre una falda negra sujeta con un ancho cinturón de piel color de plata. Lo bastante escotada para lucir sobre su pecho bronceado cadena y crucifijo de oro junto con un collar de perlas. En vez del anillo nupcial de esposa llevaba sobre el anular de su mano derecha un voluminoso anillo antiguo de oro con piedra verde, casi cardenalicio. En el bolsillo de su camisa de nieve, plumas y bolígrafos como una estudiante aplicada.

Fue blanco de un grupo de antifeministas católicas norteamericanas, enviadas de diversas publicaciones religiosas, que le echaron en cara que el sínodo "aún no ha hablado del aborto". Sonriendo, respondió, poniéndose antes un par de gafas modernísimas como para verlas mejor, que nunca ante tanto obispo y cardenal del mundo entero se había defendido tanto a la mujer, que el sínodo estaba tratando otros problemas, que la Iglesia es universal y que los temas pueden ser muy distintos en cada rincón del mundo. Y puso un ejemplo: "En Asia, por ejemplo, la mujer se siente más libre y menos discriminada dentro de la Iglesia que en la sociedad civil", y añadió: "Cosa que, por ejemplo, probablemente no sucede en Occidente".

Con sus tres hijas, que estudian en-Londres, habla en chino. Es vivaz y simpática. Parece una jovencita con sus 38 años. Les ha dicho sin ambages a obispos y cardenales que "los jóvenes rechazan el lenguaje dogmático y moralizante" y que y a va siendo hora de que "el lenguaje usado por el magisterio y por los documentos de la Iglesia sea accesible a la persona seglar común".

¿Cómo ha sido escogida para asistir al sínodo esta mujer junto con los otros 59 seglares presentes?. El presidente del Celam, monseñor Darío Castrillón, explicó que el problema era muy complicado y dificil porque los candidatos eran infinitos. Teresa Chooi tomó el micrófono y dijo sonriendo: "Por lo que se refiere a mí, que soy una periodista como ustedes, tengo que confesar que aún no entiendo cómo estoy aquí: para mí es un misterio". Hablaba en perfecto inglés, sin acento, de profesora de Oxford. En la sala de prensa, abarrotada, hacía calor. La privilegiada auditora del sínodo se enjugaba el sudor de su rostro color criollo con un pañuelo de seda. Fue más fotografiada que los señores arzobispos. Los periodistas bromeaban en voz baja: "¡Cuántas tentaciones para los pobres padres sinodales!".

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