Un padre reclama la custodia de su hija entregada por el juez a otra familia
Miguel Luque, que actualmente reside en Ceuta, ha iniciado los trámites judiciales para recuperar a su hija más pequeña, Eloísa, de cuatro años, que dejó al cuidado del Tribunal Tutelar de Menores de Tarragona, junto a los otros tres hijos, en 1983. Luque, después de superar los problemas económicos que le indujeron a adoptar aquella decisión, ha reunido a los tres niños mayores, aunque el tribunal no le ha proporcionado datos sobre el paradero de la pequeña.
Luque, que jamás ha perdido la patria potestad de los hijos, se ha dirigido en repetidas ocasiones al tribunal tutelar, donde la única respuesta que le han dado ha sido que "la niña se encuentra en un régimen de guardia y custodia con una familia" El ministerio fiscal, que elaboró un informe tras la solicitud de la revisión del expediente de Eloísa que hizo Miguel Luque, admite que "nada hay que objetar sobre la conducta del padre y es de elogiar la del abuelo" quien se ha comprometido a mantener a la niña, además de estar llevando personalmente las gestiones para recuperarla El fiscal subraya que la pequeña se encuentra "muy bien cuidada". Al parecer, éste es el punto en el que se basa el fiscal para no conceder la niña a su padre, ya que estima que sería perjudicial para su estado anímico "trasladarla del círculo en el que se encuentra, ya que le podría causar un trauma".El ex presidente del tribunal tutelar y diputado en el Parlamento de Cataluña por Unió Democrática, Enric Vendrell, es de la misma opinión que el fiscal, aunque reconoce que su actual familia adoptiva no posee derechos legales sobre Eloísa.
Los hechos se remontan a 1983, cuando Carmen Arnau Solsona abandonó a su marido, Miguel Luque Rosa, y a sus cuatro hijos, cuyas edades oscilaban entonces entre los siete meses y los seis años. Miguel no tenía trabajo, no cobraba el paro y no tenía casa. No le quedó otro remedio que ingresar a sus hijos en el Tribunal Tutelar de Menores. Según él mismo explica, su esposa no ha querido saber nada del asunto. Él, sin embargo, todos los domingos los iba a visitar y los sacaba a pasear un par de horas.
En contra de las tesis del ministerio fiscal, el padre de la niña piensa que el verdadero cariño a Eloísa sólo se lo pueden facilitar los miembros de la familia.
Su abuela, Eloísa Rosa Murcia, dice: "Lo que más me llama la atención es que, estando la niña delicada de salud, no nos dejen verla. Cuando recogimos a nuestros tres nietos padecían una anemia de caballo. Ya en casa, antes de tomar un plato de sopa, cayeron al suelo de lo débiles que estaban. No puede aguantarse más esta situación. Es terrible cuando algunas mañanas iní nieta Isabel se levanta y me dice que ha soñado con su hermana Lucy y que quiere estar junto a ella".
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