El Parlamento francés decide procesar al ex ministro socialista Christian Nucci
La Asamblea Nacional francesa decidió ayer de madrugada el procesamiento del ex ministro socialista de la Cooperación Christian Nucci por 340 votos a favor y 211 en contra. Los comunistas y la extrema derecha del Frente Nacional unieron sus votos a los de la mayoría conservadora en contra de los socialistas. El ex ministro deberá comparecer ante un alto tribunal formado por parlamentarios que tiene jurisdicción sobre los delitos que afectan a personas aforadas por su condición de diputados o de ex ministros.
Ésta es la primera vez en la historia de la V República en que se constituye el Alto Tribunal y en que los parlamentarios deciden mandar a uno de sus pares a esta jurisdicción. Nucci está acusado de malversación de fondos públicos en relación con un organismo de cooperación con el Tercer Mundo. El principal testigo de cargo es su antiguo jefe de gabinete, Yves Chalier, actualmente en libertad condicional tras realizar una huelga de hambre.Según el juez del proceso contra Chalier, éste se aprovechó de los fondos desviados y gozó de la protección de altos funcionarios del Ministerio del Interior, que le proporcionaron un pasaporte falso para fugarse a Brasil al destaparse el caso.
El ministro del Interior, Charles Pasqua, se acogió al secreto de defensa cuando fue solicitado por el juez para que explicara quién dio la orden de encubrir a Chalier.
La defensa de Nucci, que en la Asamblea corrió a cargo de Roland Dumas, ex ministro de Exteriores y amigo personal del presidente de la República, François Mitterrand, advierte en este caso una manipulación política por la mayoría conservadora.
Los neogaullistas querían demostrar, desde su llegada al poder en marzo de 1986, que los socialistas no sólo habían metido la pata sino que también habían metido la mano. Según esta versión, el ministro del Interior se encargó de arrancar a Chalier los datos para procesar a Nucci a cambio del pasaporte falso y de la ayuda para huir a Brasil. El empeño de un juez terminó con la huida de Chalier, que regresó a Francia temeroso de las represalias judiciales contra su amante.
La desviación de fondos en el origen del caso es de unos 13 millones de francos (260 millones de pesetas), una auténtica minucia si se compara con los grandes escándalos políticos y financieros.
Los personajes están bien claros: Nucci, que a los ojos de la opinión francesa es ya culpable como mínimo de frivolidad y de gestión irresponsable de su ministerio, además de utilizar fondos públicos para su propia campaña electoral. Chalier, comprando castillos y alimentando el hambre de joyas y lujo de amantes y amigas, que aparece como el clásico funcionario corrupto. Y Pasqua, el astuto ministro del Interior, como la mano invisible destinada a salpicar a los socialistas y, si es posible, al presidente de la República. La Prensa conservadora reclama justicia.
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