_
_
_
_
_

Jörgensen se despide entre aplausos y lágrimas de los socialdemócratas daneses

Anker Jörgensen, el legendario líder del partido socialdemócrata danés, interrumpido a veces por los aplausos, otras para secarse unas lágrimas, se ha despedido de su cargo ante 800 delegados reunidos en un congreso extraordinario, inusualmente emotivo, en el que al mismo tiempo fue elegido Svend Auken para sucederle. El relevo de Jörgensen, aunque anunciado e impuesto como consecuencia de una sucesión de elecciones poco afortunadas, la última de ellas hace apenas un mes, fue una sensata decisión personal y no una exigencia del partido.

Nacido en 1922, en el seno de una familia de trabajadores de Copenhage (su padre era cochero y su madre limpiadora), Anker Jörgensen quedó huérfano cuando aún no tenía cinco años, creció en un hogar para niños desamparados, cursó solamente estudios primarios y, apenas alcanzada la adolescencia, se enroló en el movimiento sindical, donde pronto destacó.En los años sesenta ingresó en el Parlamento pero fue en la década de los setenta cuando su nombre saltó al primer plano de la política danesa. El referéndum que decidió por escaso margen el ingreso de Dinamarca en la Comunidad Europea determinó que Jens Otto Krag, líder en esa época, decidiera renunciar. Señaló como sucesor al hasta entonces poco conocido Anker Jörgensen. Durante ocho años consecutivos, desempeñó el cargo de primer ministro. Las discrepancias internas del partido condujeron a escisiones que Jörgensen no pudo evitar.

En 1982, cuando vio cerrados los caminos para lograr una mayoría que le permitiera aprobar un presupuesto de austeridad para un país en crisis, renunció a su cargo, que fue ocupado por el conservador Poul Schlüter, quien se ha mantenido hasta ahora, aunque en condición de Gobierno en minoría y con pocas posibilidades de terminar el período que acaba de iniciar. Tres objetivos fundamentales tuvo la carrera política de Jörgensen: la lucha por la paz, por el desarrollo económico y la justicia social, y la defensa de los valores humanos. En su discurso de despedida, reiteró la validez de esos postulados.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_