El Papa pide a los obispos del sinodo que no rivalicen con los laicos
Juan Pablo II presidió ayer la misa de apertura del Sínodo de Obispos, dedicado a la misión del laico en la Iglesia, e invitó a los participantes a reflexionar sobre: los seglares lejos de todo "espíritu de rivalidad". La solemne ceremonia se celebró en la basílica de San Pedro, del Vaticano, y el Papa ofició junto con los 232 prelados que intervienen como miembros de pleno derecho en la asamblea consultiva de todo el episcopado católico. Asistieron asimismo, entre los fieles, los seglares auditores y especialistas que participarán también en los trabajos del sínodo.En la homilía que pronunció Juan Pablo II, esperada con expectación por lo que podía significar de pauta a seguir por el sínodo, el Papa no descendió a detalles sobre la labor que a lo largo de este mes tocará a los obispos, indicando el espíritu que debe presidir los trabajos, insistiendo sólo en la confianza en el Espíritu Santo para que ayude a "hacer brotar de la vocación laical sus compromisos propios y específicos para la misión eclesial".
Comenzó retomando el concepto de la Iglesia como "cuerpo de Cristo" y "pueblo de Dios", siguiendo los textos de la constitución dogmática del Vaticano II, Lumen gentium. Gracias a la obra del Vaticano II, dijo, "somos más conscientes del lazo que une en la Iglesia a personas de diversas vocaciones: sacerdotes y laicos, los que sirven a Dios como consagrados y los que lo sirven vueltos hacia el mundo y hacia las tareas que el mundo pone al hombre". El Papa no ha ocultado a los miembros del sínodo que les espera "un trabajo complejo, lleno ante todo de plegarias, hecho de Iargas horas de escucha y diálogo, estudio y reflexión".
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