La familia del empresario José María Pascual obstaculizó la Iabor de la policía
JAVIER GARCIA, ENVIADO ESPECIAL, Un hermano del empresario valenciano José María Pascual liberado en la madrugada del domingo después de haber permanecido secuestrado dos días, descubrió un detector que la policía había colocado en el interior de uno de los paquetes que contenían el dinero de rescate -unos 300 millones de pesetas- y obligó a retirarlo a los inspectores que seguían el caso. La familia, según fuentes policíales, no facilitó la colaboración necesaria para el seguimiento de los delincuentes, y su teléfono fue intervenido, a pesar de las reticencia y la falta de consentimiento de la familia Pascual, sin que se obtuviera resultado positivo alguno.
La policía ha centrado sus investigaciones en círculos próximos a la empresa Pascual Hermanos, puesto que los secuestradores poseían información exhaustiva tanto de los movimientos del empresario José María Pascual como de la situación financiera de la empresa y de la familia. El primer dato que sustenta esta hipótesis consiste en que el empresario valenciano fue secuestrado cuando se dirigía a un piso que posee encima de las oficinas de la empresa, en la calle del Cronista Carreres, generalmente no frecuentado, dado que su domicilio familiar es un chalé situado en Torrent, a unos 15 kilómetros de Valencia. El empresario valenciano se desplazó al piso de Cronista Carreres después de cenar con unos amigos y compañeros.Posteriormente y una vez iniciadas las negociaciones sobre su rescate, el abogado que actuó de intermediario dijo a los secuestradores que la familia no poseía la cantidad de dinero que inicialmente solicitaron (1.000 millones de pesetas), a lo que éstos respondieron con datos precisos de movimientos financieros de la empresa e incluso añadieron que la familia había vendido recientemente una finca.
A pesar de la insistencia policial por conseguir la colaboración de la familia, ésta se negó en todo momento a poner en peligro la vida del empresario, incluso después del rescate. José María Pascual, una vez liberado, fue interrogado por los investigadores policiales durante más de cuatro horas. Sin embargo, el empresario afirmó no haber visto o no recordar el rostro de sus secuestradores. Dijo desconocer por completo el lugar donde podría haber permanecido y, en definitiva, no facilitó pistas de interés que permitieran un rápido seguimiento de los delincuentes.
La policía intervino el teléfono de la familia, según fuentes de la jefatura de Valencia, pero no llegó a localizar ninguna de las llamadas telefónicas que realizaron los secuestradores, a excepción de una que fue detectada en una cabina telefónica del centro de Valencia. La policía conocía por estas intervenciones el lugar donde se iba a producir la entrega del dinero, pero tuvieron que realizar un seguimiento desde muy lejos, con lo cual perdieron la pista a los secuestradores. El dinero fue tirado desde un automóvil a una alambrada de la autopista del Mediterráneo, que previamente habían fijado con los secuestradores.
Por otra parte, Luis Amor, director de gestión de la empresa, manifestó ayer a este periódico que José María Pascual, con quien habló en varias ocasiones a lo largo del día, "se encontraba en mejor estado, recuperándose, y ha podido dormir tranquilamente". Amor añadió que el empresario recibió un trato correcto de los secuestradores.
Varias amenazas
José María Pascual, de 54 años de edad, había recibido amenazas de secuestro en varias ocasiones, según confirmaron ayer varias fuentes próximas a la empresa Pascual Hermanos, SA y a la familia del industrial. No obstante, nunca había pedido protección policial. Las mencionadas fuentes, según informan Miguel Ángel ViBena y Juanjo García del Moral señalaron que el industrial realizaba una vida normal y se mostraba siempre confiado en que no le ocurriría nada. La familia mantuvo ayer un mutismo casi total en torno al secuestro.
Personas vinculadas al industrial negaron con rotundidad algunas versiones que circularon ayer en medios empresariales valencianos en el sentido de que el secuestro podría haber sido una maniobra para blanquear dinero negro. Las empresas de José María Pascual abarcan actividades en la exportación de cítricos y en diversas industrias que manejan un volumen de negocio que el pasado año facturó 20.000 millones de pesetas. La firma está pendiente de una remodelación a través de la que José María pasaría a ser el accionista mayoritario mientras que sus hermanos Vicente y Antonio conservarían sólo un 10% de las acciones. Pascual Hermanos, SA, estudia la posibilidad de cotizar en Bolsa.
Fuentes empresariales valencianas señalaban, por otro lado, que el rescate pagado podría ser superior a los 300 millones de: pesetas.
Vicente Pascual, hermano del secuestrado, señaló a este periódico que José María Pascual se encontraba en su domicilio de Torrent, "muy cansado" y todavía "atoritado" por un producto que, al parecer, le administraron los secuestradores. Este extremo fue confirmado por el propio José María Pascual en declaraciones realizadas a Radio Valencia, de la cadena SER, a través del interfono del domicilio de Torrent. José María Pascual pidió excusas por no poder facilitar más detalles en torno al caso, ya que se encontraba muy nervioso y "tomando calmantes". También indicó que no comió nada durante sus casi tres días de cautiverio en el "calabozo", que tan sólo había bebido agua y que durante ese tiempo se había encontrado "angustiado".
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