Voluntad de silencio

Ya el día que publicasteis el editorial sobre el ruido sentí un agradecimiento enorme y me prometí que os escribiría a la primera ocasión. Posteriormente, cartas de otros ciudadanos que lo sufren, y sobre todo una en que creo recordar se sugería una campaña de apoyo, me confirmaron que debía solidarizarme con cualquier iniciativa en este sentido. Vivo en la zona Centro, -confluencia de las calles de Amor de Dios y Santa María, con pubs cada cinco metros, y puedo aseguraros que si mi economía me lo permitiera me iría de la casa, porque continuar en ella es para acabar en el psiquiátrico. No exagero; puede comprobarse y tengo cartas al Ayuntamiento y alguna llamada desesperada, a la una de la madrugada, al 092. Yo siempre he dicho que es maravilloso que pueda hacer vida nocturna quien lo desee, pero mientras que nuestro grado de civismo esté en un listón tan bajo que cuando sales de un pub, o de donde desees, a las dos, tres, etcétera, de la mañana, los cantos, voces, puestas en marcha de vehículos, portazos, sean la nota dominante, debe existir una penalización que proteja de esa permanente agresión que es el ruido, fundamentalmente en las horas nocturnas.Para qué insistir en el camión de recogida de basuras, que parece que materialmente se te echa encima, cerca de las tres de la mañana. Y esos usuarios de los circuitos bien definidos que una y otra vez se lanzan a escape libre. Cuando hace unas noches preguntaba en el 092 si existía alguna normativa que impidiera esta situación, la agente me decía que sí, pero que tenían que cogerlos en el momento.

Yo creo que si existiera realmente voluntad para acometer este tema por parte de quien tiene atribuciones para ello, terminaría por ser la excepción lo que hoy es la regla. En cuanto al tema de vídeos en autocares, tengo un documento de las gestiones que durante años llevo hechas a todos los organismos competentes, que pongo a vuestra disposición si lo consideráis útil, que demuestra la desidia de quien debiera solucionar este problema.-