"El atracador siempre lleva ventaja"
Entre el numeroso grupo de vigilantes que asistieron en Madrid al entierro de Luis Fernando Domínguez, muerto en el atraco al Banco Central, se encontraba un hombre joven que se mostraba particularmente afectado por lo sucedido, tal vez porque él mismo, el 14 de mayo, recibió durante un atraco un disparo de postas que le alcanzó la cadera y del que aún cojea ostensiblemente. "Lo primero que piensas al conocer la muerte de un compañero es: podía haber sido yo. Cuando fui herido me dijo mi padre: 'Sé que esto puede pasaros a los vigilantes, pero nunca pensé que pudiera ocurrirte a tí'. Los vigilantes jurados estamos vendidos porque el atracador entra camuflado y siempre lleva ventaja. Tienes que tener una capacidad de reacción muy rápida, pero sólo las empresas de seguridad grandes, que son muy pocas, tienen cursos de preparación más menos efectivos".
"¿Lo que dicen los sindica tos de si nosotros añadimos peligro a los atracos? Mira, yo creo que la seguridad tiene que estar en manos de profesionales. Lo que sí es cierto es que situación ideal sería que nuestra vigilancia descansara en buenos medios de protección pasiva, cabinas blindadas, arcos de detección de metales en las puertas de los bancos y cosas así".
"Cuando eso no existe, la tensión es tremenda", continúa diciendo el joven. "Estás siete horas fijándote en todas las personas que entran, atento a la menor señal sospechosa, y con la responsabilidad de que en la sucursal puede haber hasta 40 personas cuya vida puede depender de tu actuación. Nadie es vigilante jurado por gusto. Yo me metí en esto porque necesitaba pagarme mis estudios para terminar la carrera de derecho. Pero alguien tiene que hacerlo. Somos como los militares. A veces te toca Ia china".
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