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Redondo no cree posible la concertación con las previsiones del Gobierno sobre precios y salarios

Sólo podrá haber concertación social si el Gobierno modifica sus previsiones de inflación y salarios, según afirmó ayer Nicolás Redondo, secretario general de UGT. El dirigente sindical subrayó que con unos objetivo del 3% y un crecimiento salarial del 4%, las desigualdades sociales seguirían aumentado, con lo que cualquier acuerdo sería prácticamente imposible. El secretario general de UGT, en un encuentro con la Agrupación de Periodistas de Información Laboral (APIL), comentó que el Gobierno, con acuerdo o sin él, tenía obligación de hacer una política social justa.

Nicolás Redondo no se mostró demasiado pesimista sobre la concertación social, pero aclaró que no puede llevarse a cabo con unas previsiones de inflación del 3% y una propuesta de subida salarial del 4%. Esto mismo, según sus palabras, se lo ha comunicado al presidente del Gobierno en las dos últimas entrevistas que ha mantenido con él recientemente, a finales de julio y el pasado día 4 de septiembre. Ambos encuentros fueron calificados por el dirigente sindical de "plácidos y tranquilos".Redondo aseguró que la opilión de que un 3% de inflación es insostenible es compartida por miembros del PSOE que son más partidarios del 4%. El secretario general de UGT afirmó que "mantener los objetivos económicos que ha adelantado Solchaga es agudizar los desequilibrios sociales. Y crecerán las diferencias entre las rentas salariales y del capital".

El dirigente sindical dijo que el Gobierno debería aprender de sus errores y que un gabinete socialista, con acuerdo o sin él, tiene el deber de hacer una política social justa y unos presupuestos generales justos, sin exigir contrapartidas.

No mencionó a Miguel Boyer, pero sí cito una frase recogida en un artículo del ex ministro. Tras afirmar que "nosotros nos alegramos de la buena marcha de la economía, pero decimos que hay un retraso en los social", Redondo dijo: "Que no se nos diga que en la guerra el último objetivo es el más importante. Hay un problema de ritmos. Yo estoy en desacuerdo con el ritmo. Y me pregunto si vamos por el buen camino, porque yo tengo mis dudas".

Las relaciones del sindicato con el Gobierno, e incluso con el partido, no parecen muy buenas. En las palabras del líder de UGT se adivina una cierta amarga ironía cuando comenta que "se aprecia un travestismo político absoluto en algunos compañeros que se dicen socialdemócratas". En opinión de Redondo lo que defienden no es la socialdemocracia, sino el liberalismo. "La auténtica socialdemocracia es para ellos una perversión de la izquierda".

El caso británico

Redondo se quejó de la referencia que desde el poder y el partido se hace de lo que ocurrió en el Reino Unido. No cree que sean situaciones comparables. Por eso, el secretario general de UGT, cuando se le dice que la actitud de los sindicatos británicos dio el Gobierno a Margaret Tatcher, replica diciendo que "eso es una extrapolación grosera, porque se olvida que no fueron los sindicatos los que hicieron perder a los laboristas, sino su propia política".

Y aunque aseguró que la oferta válida de izquierdas está, hoy por hoy, en torno al PSOE y Felipe González, subrayó que no por ello había que asentir a todo lo que dijera el presidente del Gobierno. Lo que realmente preocupa a Redondo, y así lo reconoció ante los periodistas, es que se acuse al sindicato de que es arcaico y antigüo. "Cuando nadie hablaba en este país de sociedad dual, ya lo hacíamos nosotros que recogíamos el debate de los sindicatos europeos que están muy por delante de los partidos. Y cuando nosotros estábamos perfilando la idea de concertación y cómo articularla, el PSOE estaba discutiendo si marxismo sí o marxismo no. A veces", concluye Redondo, "te dan ganas de contestar diciendo que ellos no son arcaicos, que son añejos".

Se olvida, según Redondo, que "el último intento revolucionario se produjo en este país en 1934, en Asturias. Y desde entonces, los partidos socialdemócratas lo único que hacen en todo el mundo es administrar la sociedad capitalista. Lo que tienen que hacer es intentar hacerla más justa".

Si hay que cuestionar la madurez de alguna institución no es, a juicio del dirigente sindical, la de las organizaciones obreras. "Se nos reprocha que hagamos alianzas con CC OO, y exigen que se comprendan las del partido socialista con el PCE. No creen bueno, para los sindicatos lo que ellos hacen".

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