La locura, el mejor remedio

Como se sabe o debería saberse, Frank Capra propulsó durante los años treinta un tipo de comedias optimistas y enormemente populares en coincidencia con el new deal de Roosevelt. En ellas, la alegría de vivir no podía pasar jamás a segundo término, fueran las circunstancias sociales las qua fueran, estuviera el mundo facundo del color que estuviera. Sus happy ends desproporcionados eran una real invitación a peneirar en la pantalla y compartir con Gary Cooper o James Stewart felicidad, chicas y buena música.Vive como quieras es, ya desde su mismo título, un maravilloso ejemplar de esta cocina, una comedia pura sangre. Con ingenuidad, si se quiere, pero también con sabia picardía y, sobre todo, su. etando sus palabras con un gu,ón de hierro (de Robert Riskin, basado en la obra de George S. Kaufman y Moss Hart), la pelíc ala es una sana lección de filosofía de la vida donde se hermanan ricos y pobres y donde el derecho al individualismo, a hacer lo que a uno le venga en gana siempre y cuando no se moleste al prójimo, prevalece sobre cualquier otro derecho.

Así es la familia Vanderhof, con la figura emblemática del atuelo en cabeza, un, soberbio Lionel Barrymore. En ese núcleo singular, cada uno combate la locura de la vida componiendo su pripia locura y llevándola al paroKismo. James Stewart, hijo del pe deroso Edward Amold, llega a ese sano manicomio llamado por Cupido, por la bella y excelente ccinedianta Jean Arthur, el elemento menos excéntrico de la familia. Llega cuerdo pero a su delirio empezará a dársele cuerda. Como al nuestro, ante esta descacharrante comedia.