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Escándalo legal en el juicio contra 90 integristas tunecinos por presidirlo el fiscal del Estado

El juicio contra los 90 integristas del Movimiento de la Tendencia Islámica (MTI), 40 de ellos en rebeldía, comenzó ayer en un cuartel militar de Túnez en medio de un gran escándalo jurídico, al no admitir el tribunal un recurso de la defensa contra el presidente de la sala, Hachemi Zemal, que es el procurador general (fiscal) de la República, cargo que depende del Ministerio de Justicia. Los defensores de los integristas sostienen que Zemal es "parte interesada en el sumario" y consideran anticonstitucional la doble función que ejerce, ya que ello pone en evidencia la independencia del poder judicial.

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Las supuestas irregularidades se sucedieron a lo largo de la mañana. Zemal se enzarzó en una cortés pero acalorada discusión con el veterano letrado Mohamed Chacrum, portavoz del medio centenar de abogados que asisten a los procesados, y dio lectura, tras el rechazo del recurso, a un largo informe de cierto tinte político sobre el origen y las actividades del MTI, prueba acusatoria que no forma parte del sumario. Esto volvió a provocar la cólera entre los abogados y se produjeron reacciones enérgicas en los pasillos, como la del propio Chacrum, que llegó a insinuar suavemente que el juicio se trataba de una farsa, puesto que los procesados habían sido ya premeditadamente juzgados.Este primer día de sesiones, que se prolongarán a lo largo de la emana con los interrogatorios, ha coincidido con la vuelta a Túnez, tras sus vacaciones estivales en Monastir, del presidente Habib Burguiba. El caldeado ambiente oficial contra los integristas quedaba reflejado esta mañana en la Prensa local, que ha recibido al presidente con titulares corno el siguiente: "El régimen tunecino tiene la situación en su mano, y esto prueba que Túnez no es Irán y que Burguiba no es el sha".

Observadores internacionales

Amnistía Internacional (Al) y la Federación Internacional de Ligas de Derechos del Hombre han estado presentes en la sala del juicio como observadores: la primera, a través del abogado senegalés Bacre Waly N'Diaye, miembro del comité ejecutivo internacional, y la segunda, en la persona del jurista francés Alain Girardet. Otros dos abogados extranjeros, el francés Francis Lammard y el norteamericano Rotert Dickson, pertenecientes a aiociaciones islámicas de sus diferentes países, asisten también al desarrollo de las sesior es.La sala es de reducido tamaño (30 por 12 metros escasos) y forma parte de las instalaciones de intendencia del acuartelamiento de Buchucha, en la periferia de Túnez, muy cerca del antiguo palacio de El Bardo, residencia antes de la índependencia del bey representante de Turquía. Los periodistas nacionales y extranjeros, que en un número próximo al medio centenar han obtenido autorización para seguir el juicio, tuvieron que pasar cuatro controles.

Los alrededores del barracón que hace de sala del Tribunal de la Seguridad del Estado (especial) está fuertemente custodiado por unidades del Ejército, policía y Guardia Nacional. El recinto está separado del resto de las instalaciones militares por una red de alambrado. Seis camionetas blindadas con respiraderos a ambos lados y una docena de furgonetas de transportes de efectivos, más varios automóviles camuflados de seguridad, permanecen estacionados al lado del barracón. Es el convoy policial que se encarga de trasladar diariamente a los procesados de la prisión de Túnez al cuartel de Buchucha. La temperatura en el interior de la sala, pese a la existencia de 11 ventiladores de mesa artesanalmente colocados en las paredes, llegó en algunos momentos a situarse por encima de los 40 grados. Una cámara fija de la Radiotelevisión Tunecina (RTT), ayudada por tres potentes focos de cine, proyectados indistintamente hacia los procesados y el tribunal, registra en su integridad el desarrollo de la sesión. La RTT no ha previsto la retransmisión del juicio, si bien se especula con que el material filmado lo sea para conocimiento del Gobierno y del propio presidente Burguiba.

Los 50 procesados se encuentran apiñados en unos banquillos situados entre el tribunal y los pupitres de los abogados. Efectivos pertenecientes a los comandos, unidad de elite policial, y a la Brigada Paracaidista, estos últimos en traje de campaña, son los encargados, formando un cinturón humano, de la custodia y vigilancia permanente de los acusados. En un descanso concedido por el presidente, los procesados, que en todo momento han mostrado gran entereza y respeto al tribunal, entonaron cánticos religiosos, que eran respondidos de lejos por los familiares asistentes, mujeres en su mayoría, con el tradicional ju jú, grito alegórico magrebí. Ningún encausado llevaba la barba. recortada o vestía indumentarias de corte iraní, y el principal líder del MTI, Rachid Ganuchi, acudió ataviado a la tradicional. usanza tunecina: chechia (gorro de fieltro,rojo),y jebba (chilaba blanca corta).

Además de Zemal, los dos magistrados que le asisten y el representante del ministerio público, Mohamed Zayani, el tribunal está integrado por dos diputados del Partido Socialista Desturiano (PSD), único partido representado en la Cámara de Representantes, lo que ha generado protestas. Las acusaciones varían desde el depósito de armas, ataque a la policía e incitación de la población a la sedición hasta atentados con bomba e intento derribar al Gobierno.

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