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La renta por habitante de los españoles creció un 15% en pesetas corrientes en 1986

La renta por habitante de los españoles creció el año pasado un 39% en dólares y un 15% en pesetas corrientes, sin que ello sirviera, sin embargo, para acortar distancias respecto a la población de los 15 países occidentales que figuran delante. Sí el producto de la actividad económica se hubiera repartido por igual entre los 38,6 millones de habitantes, cada español habría recibido el pasado año algo más de 727.000 pesetas. Pero los datos comparativos muestran que, incluso haciendo uso de estas fusiones monetarias y distributivas, casi todo ha sido como estaba, si bien el conjunto de los españoles ha reducido algo su poder de compra respecto a la Comunidad Europea (CE). España aparece detrás del último de los países calificados como desarrollados, Italia, y a la cabeza de los países considerados en vías de desarrollo.

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En la frontera del desarrollo

Dos entidades -una pública, el Banco de España, y otra privada, el Banco de Bilbao acaban de calcular la renta por habitante de los españoles en 1986 a partir de datos elabora dos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Las cifras de ambas instituciones no coinciden exactamente: el primero da un total de 729.800 pesetas, y el segundo, 727.964 pesetas, en ambos casos a precios de mercado. Pero, en cualquier caso, las dos estimaciones vienen a apuntar un aumento ligeramente superior al 15% en pesetas. Medido en la divisa norte americana, el incremento ha resultado ser espectacular al sobrepasar algo más del 39%. Pero aquí juega más la ilusión monetaria. En efecto, una vez descontada la variación de los precios y la depreciación del dólar frente a la moneda española, queda, tanto en pesetas como en dólares, un aumento real del 3,2%.

A quien no le salgan personalmente las cuentas debe tener presente que, aparte de producirse todos los años variaciones en el reparto -tanto en lo que se refiere a nivel personal y funcional como a nivel geográfico-, el citado concepto técnico de renta per cápita hace abstracción también de los impuestos.

Dólar y petróleo

Los números así planteados señalan que durante el pasado año se registró una mejora notable de la renta por habitante, hasta el punto de compensar con exceso su descenso en años anteriores (los comprendidos de 1981 a 1984). Fueron ésos precisamente los años en que dejaron de publicarse los estudios del Instituto Nacional de Estadística sobre la evolución de la renta y su reparto, que se prodigaron a golpe de dólar en los años del desarrollismo. Pero el avance de 1986 ha sido tan importante que, además de neutralizar los anteriores descensos, hace subir la tasa anual de crecimiento acumulativa desde el 0,51% para el período comprendido entre 1980-1985 hasta el 0,95% para el conjunto 1980-1986.

La mejora procedió, sin embargo, de las caídas del dólar y del precio del petróleo, gracias a las cuales España recibió mayores precios por los bienes y servicios que se vendieron aI exterior que por los que se compraron. Esta ventala de lo que los economistas denominan relación real de intercambío no se producirá en los próximos años, según han advertido los dos citados bancos.

En igual posición

En cualquier caso, como otros países también se aprovecharon de dicha mejora, o los que tuvieron el año pasado un menor crecimiento de la actividad también aumentaron menos la población, apenas varió la posición relativa que España ocupa a nivel internacional. España, que actualmente ocupa el octavo lugar por volumen total de su producto interior bruto, seguida de Holanda y Australia, se mantuvo durante el año pasado en el número 16 en lo que se refiere a nivel relativo de desarrollo, medido por el producto real o nominal que corrospondería a cada habitante.

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