La huelga minera en Suráfrica se cobra su segunda víctima mortal
La huelga minera más larga de Suráfrica se cobró ayer su segunda víctima mortal cuando agentes de seguridad de la mina de oro Líbano, situada a unos 50 kilómetros al oeste de Johanesburgo, dispararon sobre un grupo de trabajadores aparentemente enloquecidos con "drogas y hechizos", según declaró un portavoz de la mina.
El incidente ocurrió al mismo tiempo que los dueños de las minas adoptaban una línea dura frente a los 330.000 mineros negros en huelga. Cerca de 50.000 de ellos enfrentan amenazas de despido o medidas disciplinarias si no regresan a su trabajo el lunes. Alrededor de 8.000 ya han sido despedidos. En el Western Holdings Goldmine, donde 4.000 fueron licenciados ayer por negarse a reanudar su trabajo en la galería número uno, unos 22.000 compañeros se sumaron al movimiento en solidaridad y muchos de ellos ya estaban abandonando la mina en la tarde de ayer. El incidente en la mina Líbano, en el que murió un trabajador y otros 20 resultaron seriamente heridos, se produjo cuando los guardias de seguridad abrieron fuego con balas de goma contra unos 250 trabajadores negros, "armados con palos afilados, barras de metal y cachiporras", según afirmó Michael de Kock, portavoz de la empresa. El portavoz afirmó que los mineros involucrados en el incidente "estaban claramente bajo la influencia de drogas y habían sido incitados por un hechicero".
La semana pasada, otro trabajador negro fue encontrado muerto en su habitación en las barracas mineras, aparentemente en castigo por ser un esquirol, según fuentes de la policía.
Las minas de oro surafricanas, según De Koek, no se han visto seriamente afectadas por el movimiento minero que demanda un 30% de aumento salarial.
Naturaleza bárbara
Marcel Golding, subsecretario general de la Unión Nacional de Mineros (NUM), que convocó la huelga, dijo que los hechos de la mina de Líbano "demuestran la naturaleza bárbara y violenta" de los agentes de seguridad de las minas y dijo que la acción tuvo "el apoyo tácito" de la policía y del Gobierno. Según Golding, la violencia comenzó cuando los administradores de la mina, apoyados por vehículos blindados de la policía y un helicóptero, ordenaron a los mineros bajar a las galerías subterráneas. En otro incidente no relacionado con la huelga, entre 20 y 30 mineros murieron en la madrugada de ayer, al estrellarse un autobús en el homeland tribal de Ciskei, en la provincia del Cabo.
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