Quini se retiró besando el césped de El Molinón
Iban 35 minutos y Quini saltó con Buyo por un balón colgado en el área madridista. Buyo lo atrapó y Quini levantó el brazo. Era su última jugada en el área enemiga. Quini recorrió medio campo abrazando a todos los compañeros, del Spórting y del Madrid, que encontraba a su paso, y lo hizo con fuerza especial con Schuster y Hugo Sánchez. Aclamado por la afición gijonesa, y antes de darle el testigo al uruguayo Wilmar Cabrera -el último nueve del Spórting- se echó al suelo y besó el césped. Aún podía seguir jugando. Buyo, que realizó un espléndido partido, le negó el gol en una gran parada. El Madrid jugó bien y se adelantó en el marcador, pero luego encajó dos goles y en los lanzamientos desde el punto de penalti acertó más el Spórting.Pese a las gotas de calidad del barcelonista Schuster, que reforzó al Spórting en el homenaje a su amigo Quinocho, y a sus magníficios envíos -precioso uno al propio Quini, cuyo remate rechazó Buyo con apuros-, el Madrid se mostró superior como conjunto y, sobre todo, aprovechando las ocasiones de que dispuso. Hugo abrió el marcador, tras una gran jugada de Martín Vázquez, y Michel lo amplió pronto, lo que permitió al Madrid asentarse bien sobre el campo y jugar con soltura.
El Madrid sorprendió inicialmente al Spórting con el adelantamiento de Tendillo y Sanchís al centro del campo para marcar a Schuster y Joaquín, respectivamente, mientras que por detrás sólo quedaban los laterales y Gallego. Tendillo estuvo mejor en el toque del balón que en la faceta defensiva. Arriba quedaron Hugo, preciso en su juego de ataque, y Llorente, que realizó alguna jugada de calidad.
El Spórting, por su parte, acusó cierta inseguridad atrás y, sobre todo, una alarmante falta de poder ofensivo. Sus mejores ocasiones las desbarató Buyo, que realizó otra gran parada ya en el segundo tiempo ante un durísimo disparo de Schuster. El alemán felicitó con un gesto al portero madridista, y antes de retirarse del campo deleitó a los aficionados con una jugada en la que se deshizo de tres madridistas en un reducido espacio de terreno. Schuster se fue ovacionado por el público de El Molinón, y él mismo aplaudió a los aficionados al marcharse a vestuarios.
El Spórting, con un delantero más en el campo, Zurdi, intentó presionar al Madrid y lo consiguió. Fue en una acción del propio Zurdi, que interceptó un balón forzado lanzado por Buyo hacia Gallego, y que aprovechó para irse con velocidad, driblar al portero madridista y rematar a la red. El partido se animó y el Spórting alcanzó el empate con un gol de Wilmar Cabrera, precisamente el sustituto de Quini, que dio paso a los penaltis en los que se impuso el Spórting.
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