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Dos activistas de ETA Militar mueren destrozados por la explosión del artefacto que manipulaban

Dos miembros de la organización terrorista ETA Militar perdieron la vida, a primera hora de la tarde de ayer, en San Sebastián, víctimas de la explosión de su propia bomba. María Teresa Pérez Ceber, natural de Bilbao y de 25 años, y Rafael Echeveste Garmendia, nacido en Rentería (Guipúzcoa) hace 23 años, fallecieron en el acto, alcanzados de lleno por el estallido accidental del artefacto, compuesto por 12 kilos de amonal y 20 de metralla, que manipulaban en el interior de un turismo estacionado en el paseo que bordea el río Urumea, muy cerca de un acuartelamiento policial. ETA llamó por la tarde a Radio Euskadi para dar la identidad de los muertos, quienes, según fuentes policiales, habían participado en tres asesinatos.

El vehículo, sacudido por el tremendo estallido, cayó proyectado a más de cinco metros, envuelto en una columna de fuego y humo y reducido a un amasijo de chatarra en el que sobresalían los cadáveres irreconocibles de sus ocupantes. La explosión causó destrozos en otros coches y la onda expansiva rompió cristales de viviendas situadas en la otra orilla del Urumea, a una distancia superior incluso a los 500 metros, además de causar la alarma en buena parte de la ciudad. Las víctimas portaban carnés de identidad falsificados, con los nombres de Josu Miren Igartua Aldániz y María Aránzazu Mendioroz. La matrícula SS 5895-U, que llevaba el coche, marca Peugeot, y que fue recompuesta trozo a trozo por la policía minutos después de la explosión, no tiene necesariamente que corresponder con la del vehículo en el que perdieron la vida los activistas de ETA.

Por el momento, se ignora igualmente si el accidente guarda relación con el falso aviso de explosión de un coche bomba en el Gobierno Militar de San Sebastián recibido a la 13.10 horas en la central del servicio de asistencia DYA. El comunicante advirtió que el coche bomba estallaría una hora después y éste dato fue comunicado inmediatamente a todos los servicios policiales. La explosión real sobrevino en el momento en que una unidad de la DYA se dirigía al Gobierno Militar, en previsión de que el anuncio fuera cierto. Al escuchar el estruendo, el equipo se trasladó al lugar de los hechos y estuvo a punto de ser alcanzado por otra explosión menor, en el momento en que se disponía a tratar de auxiliar a las víctimas.

María Teresa Pérez Ceber y Rafael Echeveste habían participado en tres asesinatos, según informa Efe. Fuentes policiales señalaron que María Teresa Pérez formaba parte del comando operativo que asesinó el 20 de enero de 1985 al peluquero Agapito Sánchez, y el 17 de mayo del mismo año al taxista Juan José Uriarte Orúe. Las mismas fuentes aseguraron que Rafael Echeveste pertenecía desde 1983 al comando Bianditz de la organización armada y que el 15 de diciembre de ese año intervino en el atentado contra una patrulla de la Policía Nacional en San Sebastián, en el que falleció un agente y otro resultó herido de gravedad.

En Rentería, localidad natal de Echeveste, grupos de personas se manifestaron en la noche de ayer portando una ikurriña con un crespón negro.

[Por otro lado, Pedro Aira Alonso, presunto etarra, fue expulsado ayer de Francia y entregado a la policía española, informa Efe. Con Aira, son ya 80 los refugiados vascos entregados por Francia desde julio de 1986].

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