_
_
_
_

Los precios alimentarios han dejado este verano de frenar la inflación, según informes de Economía

Los productos alimenticios han dejado de actuar este verano como freno del índice de precios al consumo (IPC), según impresiones de la Administración. Después de ser en los cinco meses anteriores el principal factor moderador de la inflación, los alimentos parecen haberse encarecido en julio cerca del 1,5%, por lo que en altas instancias del Ministerio de Economía y Hacienda se considera probable que el IPC se aproxime al 1%. Un aumento inferior a este porcentajesería incluso valorado positivamente porque no alteraría la tasa de inflación. Preocupa más la posibilidad de que la inflación sí aumente en agosto, mes que el año pasado no resultó alcista, pese a que el turismo suele contribuir a la carestía de la vida.

El pronóstico de que en verano difícilmente podría seguir la buena racha de los precios de la alimentación, desacelerados de forma casi ininterrumpida desde octubre pasado, era compartido en los últimos meses por los responsables de Economía y Hacienda. Éstos daban por descontado que subirían algunas décimas, movimiento que sería compatible con una nueva reducción en la tasa de inflación, más difícil en la medida en que avance el final de año. Pero sus últimos informes, derivados del seguimiento de los principales mercados, han resultado menos optimistas: los productos alimenticios (una tercera parte del IPC) pueden haber subido cerca del 1,5%.Si el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma estas impresiones, no siempre acertadas en su experiencia reciente, el IPC de julio puede aproximarse al 1%, en torno a la mitad que en los seis meses anteriores (1,9%). La cuantía exacta -algunas fuentes de la Administración aventuran el 0,8%- dependerá de lo que haya ocurrido con los precios de los bienes industriales y servicios, menos erráticos que los de la alimentación y que desde principios del presente año muestran una gran resistencia a la baja. En los primeros, la tasa anual o subida en los 12 últimos meses (4,3% en Junio) incluso subió durante la pasada primavera. En los servicios hay cierta inflexión a la baja desde marzo, pero su última tasa anual anda por el 7,5%, dato lejano del anterior y del 4% alcanzado por la alimentación.

En el Ministerio de Agricultura también se ha detectado alguna inquietud sobre los datos de julio, de momento más por los productos hortofrutícolas -donde parece que las condiciones meteorológicas han aefectado a los precios- que por los ganaderos. Preocupan las muestras de intranquilidad procedentes del sector ganadero, pues las carnes y los pescados -muy afectados por masivas importaciones- han sido los productos que más contribuyeron a que el conjunto de la alimentación bajara un 2,5% durante el primer semestre de este año. Sin embargo, los precios en origen bajaron algo más que los de consumo durante ese período y se alberga la, esperanza de que el sector distribución frene ahora eventuales alzas.

La prueba, en agosto

Estas impresiones desvanecen las expectativas de que la tasa de inflación pueda bajar sustancialmente en julio con respecto al 4,9% alcanzado en junio; sólo se reducirá en la medida en que no llegue al 1 % registrado en julio de 1986. Pero lo que mayor desasosiego provoca en altas instancias de Economía y Hacienda es que el esperado rebrote de los precios de la alimentación prosiga a lo largo del mes de agosto, pues el IPC sólo subió ese mes un 0,3% el año pasado y cualquier elevación mayor aceleraría ahora la tasa de inflación, precisamente en el momento en que España empieza a perder los impulsos antiinflacionistas procedentes del exterior.

Efectivamente, en un contexto internacional dominado por cierto repunte de la inflación -las previsiones para los países industrializados de Occidente señalan que el 3,25% de inflación del primer semestre pasará a un 3,5% en el segundo y a un 3,75% en la primera parte de 1988-, España no sólo ha dejado de perder las ventajas de la caída del dólar o del petróleo. También los precios de sus crecientes importaciones industriales han iniciado una, subida. Fuentes del Ministerio de Economía y Hacienda estiman que, mientras en el primer semestre los precios de las compras españolas al exterior han bajado una media cercana al 6% y los de sus ventas han subido el 1,5%, para la segunda parte del presente año cabe esperar que las importaciones se encarezcan en torno al 2,5%, ya varias décimas por encima de la evolución esperada para las exportaciones.

Sobre bases similares, y a partir del análisis de los costes laborales, el último informe del Banco de España advertía el pasado lunes que no cabe confiar excesivamente en el buen comportamiento futuro de los precios de la alimentación y que "sólo una mayor moderación de los costes internos de la economía puede proporcionar una base sólida para el descenso progresivo de la inflación".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_