Reto iraní en los 'santos lugares' del Islam
El régimen de Jomeini decidió volcar su impulso propagandístico en la celebración del 'haj'
Para los revolucionarios islámicos, la peregrinación anual a La Meca (Arabia Saudí), una de las mayores concentraciones humanas del mundo, es una excelente ocasión propagandística. Este año -crecientemente aislados internacionalmente, recién rotas las relaciones con Francia, con la presencia de una impresionante Armada de guerra norteamericana en el Golfo, unas aguas que consideran suyas-, los iraníes estaban dispuestos a echar el resto. El desafío se saldó el viernes con al menos 200 peregrinos muertos, según Teherán.
La pasada semana, unos 75.000 peregrinos iraníes se manifestaron por las calles de Medina, la segunda ciudad santa de los musulmanes y la primera donde el discurso del profeta Mahoma encontró eco. Gritaban "Muerte a Estados Unidos", se comportaron con calma y en esa ocasión no fueron molestados por la policía saudí, según un portavoz de la Embajada de la república islámica en Riad.El portavoz iraní, en conversación con agencias de prensa basadas en Bahrein, consideró normal la politización del peregrinaje. "Ésta es la más importante reunión anual del islam mundial y es una magnífica ocasión para que los musulmanes discutan sus asuntos". El portavoz citó como los más importantes la "liberación de Jerusalén", tercera ciudad santa musulmana, ocupada por Israel desde 1967, y "la lucha contra el imperialismo".
Llamamiento de Jomeini
Una vez al año, musulmanes de todo el mundo se concentran en su ciudad santa de La Meca para cumplir el haj, una de las cinco obligaciones religiosas establecidas por el Corán. Este año, el 1407 de la Hégira, dos millones de personas han llegado ya a la ciudad donde el profeta Mahoma comenzó su predicación. Los iraníes, que con 150.000 peregrinos constituyen el grupo más numeroso, recibieron el pasado martes del imam Jomeini el llamamiento a manifestarse allí mismo contra Estados Unidos. Las autoridades saudíes habían advertido que no consentirían la menor polítización de la reunión religiosa.Hoy, domingo, el haj debía tener su momento culminante.
Los dos millones de peregrinos tenían previsto reunirse en torno al monte Ararat, a poca distancia de La Meca, para degollar medio millón de cabezas de ganado, el modo tradicional de los musulmanes de conmemorar el sacrificio del profeta Abraham. Comenzará entonces la fiesta del Aid el Adha.
El pasado martes, durante un discurso retransmitido por Radio Teherán, el imam Jomeini alentó a los peregrinos iraníes a que dejaran oir su voz en las calles de la mismísima La Meca. El octogenario religioso rechazó cualquier posible alto el fuego con Irak y lanzó un furibuno ataque contra la presencia militar norteamericana en el Golfo. "Estoy dispuesto a morir como un mártir", dijo.
En los últimos años habían sido frecuentes los incidentes entre peregrinos iraníes y las autoridades saudíes. La Meca y Medina están en el actual territorio de Arabia Saudí, cuyo monarca, el rey Fahd, prefiere usar en los últimos tiempos el nuevo título de custodio de los santos lugares.
Arabia Saudí, un país donde la charia o ley coránica es fuente de todo el derecho y cuyas costumbres son de un puritanismo religioso extremo, es, sin embargo, de la opinión de que el islam y sus ritos no deben ser usados políticamente, en particular cuando se trata de su territorio.
Pésimo recuerdo
El príncipe Nayef Ben Abdel Aziz, ministro del Interior, había anunciado antes de los sangrientos incidentes ocurridos ayer que sus fuerzas de seguridad "se opondrían con toda energía a cualquier actividad contra la seguridad del país o de los peregrinos".Los saudíes guardan un pésimo recuerdo de la ocupación, hace pocos años, de la mezquita principal de La Meca por un grupo de integristas islámicos bien armados. Además, partidario de Irak en la guerra, el reino saudí es uno de los países árabes del Golfo directamente amenazados por Irán.
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