Posible entrada del grupo de empresas Fiat en la televisión privada europea
¿Entrará el imperio Fiat de Giovanni Agnelli en la televisión privada europea? La noticia la lanzó ayer el diario La Repubblica con gran relieve, afirmando que dicho paso tan importante Fiat quiere darlo de puntillas, entrando indirectamente, por el momento, a través de Telemontecarlo, la emisora de la Costa Azul, que transmite también en Italia, y no en nombre propio, sino a través de Rizzoli.El administrador delegado de Fiat, Cesare Romiti, ha negado rotundamente que Fiat quiera comprar acciones de Telemontecarlo, aunque ha admitido que por parte de Rizzoli sí existen contactos con la empresa.
Lo cierto es que hoy Telemontecarlo tiene ya acceso a un satélite y se puede considerar en parte una emisora europea. En este momento el 90% de sus acciones son de Rede Globo, la cadena brasileña de la familia Marinho, en el cuarto puesto del mundo tras las tres grandes cadenas norteamericanas. El otro 10% es de la RAI-TV, la televisión italiana del Estado.
Ante el temor de que nuevos socios italianos puedan entrar en Telemontecarlo, el presidente de la RAI, el socialista Enrico Manca, ha enviado un telegrama a TV-International, propietaria de Montecarlo, recordándole que existe un contrato válido hasta el año que viene, según el cual, en caso de cesión de acciones, la televisión estatal italiana tiene un derecho de prelación.
Inquietud en Italia
Y es que la sola hipótesis de que Fiat pueda entrar en la televisión privada italiana y europea pone a muchos los pelos de punta, porque se sabe que si Agnelli toma una decisión de ese tipo la toma en serio.De hecho, según ha escrito ayer La Repubblica, que ha sido el único diario que ha levantado la liebre, no hace mucho el mismo Agnelli había confesado que un grupo editorial importante no puede estar al margen de la tele visión. Pues bien, hoy Fiat con trola dos diarios de primera im portancia en el país, Corriere della Sera y La Stampa.
Al parecer, Fiat, que es hoy la vendedora de automóviles más fuerte en el seno de la Comunidad Europea, piensa en un futuro en el que pueda de algún modo disponer de una presencia importante en la televisión europea. Pero sabe muy bien Agnelli que ya la sola noticia crea un terremoto en la clase política, y de ahí que, al parecer, quiera ir paso a paso, entrando por el momento sólo con un pie a través de Rizzoli, que podría comprar algunas de las acciones de Telemontecarlo. Es como el chiste de aquel jesuita que empezó pidiendo a un amigo que le permitiera colocar un clavo en la pared de su casa, después colgar en ella el abrigo, hasta que poco a poco se hizo dueño del apartamento.
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