Precisiones
Quisiera hacer un par de precisiones a la entrevista que se publicaba su periódico el pasado lunes 20 de julio.Se decía que yo no mandaría a mi hija a estudiar a la Unión Soviética. Debo aclarar que, en mi opinión, una cosa es la educación y otra estudiar. Yo lo que deseo para mi hija es que se eduque aquí, en el país en el que previsiblemente tendrá que vivir y desenvolverse, y no en países del Este ni del Oeste. Aunque la verdad es que donde suelen mandar a sus hijos algunos padres de los que tienen posibilidad es a los países anglosajones, tierra de bárbaros, a fin de cuentas. Los papás lo hacen para darse postín, y los niños vuelven tan absurdos como un belga por soleares, que diría Joaquín Sabina (uno de los poetas más sabios de nuestro tiempo).
Otra cosa es completar unos estudios, y en esto no cree, que las universidades soviéticas tengan nada que envidiar a las de otras latitudes en nivel material o científico.
La otra precisión es que no fui yo, sino mi padre, el compañero de Bernardo Ruiz.
A finales de los cuarenta y principios de los cincuenta mucha gente humilde no encontró otra forma de ganarse las habichuelas más que comprando harina, arroz o aceite en los pueblos donde los había y vendiendo en los que sólo abundaba la escasez. Se les llamó estraperlistas para mejor camuflaje de los auténticos, grandes y... telerados capos del estraperlo. Se les persiguió con saña para eliminar competencia callejera a los de arriba, y de paso servían para el escarmiento y el desfogue de la Guardia Civil caminera.
En aquella época yo todavía no pedaleaba; acababa de bajarme de aquellos diplodocus precursores del jané, que eran como el volvo nacional de los españoles de pañales.-
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