_
_
_
_

La causa y el accidente

En lo que se refiere a Wahid Gordji, lo que importa no es el procedimiento judicial, sino la decisión política de cercar la embajada iraní y, por lo tanto, de provocar una crisis. Ciertamente es una manera de recordar, en la cercanía de las elecciones, que somos intratables en materia de terrorismo. Pero hay que insistir en otros dos puntos.En primer lugar, hay una larga lista de extranjeros que tenían que haber sido llevados ante el juzgado de instrucción, para testimoniar o para ser inculpados, y a los que se les ha permitido abandonar el país más o menos discretamente. Todo el mundo se congratula de la separación de poderes y del respeto que el Gobierno tiene ahora a los jueces de instrucción. Pero no faltan precedentes de la práctica contraria.

El segundo punto es que, para manifestar nuestra determinación, adoptamos métodos que eran patrimonio de los iraníes. No es normal cercar una embajada. La Convención de Viena prescribe que "no se debe perturbar la paz de una misión extranjera" ni "menoscabar su dignidad". La contestación es que Irán viola esta Convención. ¿Es conveniente, desde el punto de vista moral y político, imitarles?

A decir verdad, hemos elegido el enfrentamiento con Irán, pero tenemos pocas oportunidades de obligar a Gordji a testimoniar. El verdadero problema que tenemos, y el único, es evitar que se tomen más rehenes o que se agrave la suerte de los desgraciados prisioneros.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

26 de julio

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_