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Alfonso Cañas

El alcalde de Marbella arremete contra la 'jet-set'

Aunque salió escaldado de su mandato como primer alcalde democrático en una corporación con más de siete grupos políticos, el socialista Alfonso Cañas encara con "Ilusión renovada" otros cuatro años en la alcaldía de Marbella. A sus 58 años, fuma como si tuviera que prender un alto horno, y, aunque se escuda tras sus gafas "de culo de botella", habla muy claro. Sus recientes declaraciones afirmando que "la jet-set no le conviene a la imagen de Marbella" han levantado un revuelo que ni él se explica.

Alfonso Cañas nació en Linares (Jaén), vivió varios años en Madrid, se casó hace 30 años en Riotinto y desde hace 25 años reside en Marbella, "mi pueblo", donde recaló porque una de sus tres hijas contrajo la polio y los médicos les aconsejaron un sitio cerca del mar. Su profesión es la de agente de seguros, y trabajó como tal en Madrid: "En aquellos tiempos era un hombre ambicioso que trabajaba mucho. Luego me di cuenta de que es más importante ser feliz y perdí la ambición". Alcalde en el primer período democrático, tuvo que soportar el envite de la extrema derecha, a la que plantó cara: "Eran beligerantes conmigo, y yo me defendí".Cañas comenta jocoso que hasta le han llamado de emisoras de radio de pueblos perdidos en el mapa para preguntarle por sus declaraciones. "Algunos han desorbitado el tema y me han atribuido palabas que yo no he dicho". "Lo que sí he dicho es que me parece sumamente desagradable que difundan una imagen de Marbella que no es la verdadera. Y por qué no decirlo, sociológicamente hablando el lenguaje que utiliza esta gente, la imagen y el ejemplo que dan, influyen en el comportamiento de las adolescentes en este país, y no me parece que sean muy edificantes".

Alfonso Cañas insiste en que se no se trata de empezar una guerra o de que tenga intenciones de "cargarme a la jet; sinceramente, me tienen sin cuidado. A mí lo que me preocupa es el reverso de la moneda. Hay que promocionar otro tipo de personalidades que le den un carácter más serio a la vida de la ciudad. Hace unos días conocí personalmente a Gunilla von Bismark y me preguntó si había hecho esas declaraciones. Le dije que sí, que eran rigurosamente ciertas, aunque había que situarlas en sus justos términos, y que a mí la vida frívola no me hace ni fu ni fa. Ella se mostró molesta. Puede pensar lo que quiera, pero para mí lo que hacen es una frivolidad".

Afirma que "jamás he ido a una fiesta de la jet-set. Otra cosa es que como alcalde asista a actos y coincida con estos señores, pero yo a fiestecillas de éstas no pienso asistir".

Cañas se confirma enamorado de los ambientes populares y se encuentra a sus anchas en verbenas de barrio, de cháchara con los vecinos y saboreando una buena palomita de chinchón, su bebida preferida. Con los árabes es distinto. Aprecia lo que aportan a Marbella y guarda "amistad personal" con relevantes estadistas.

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