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Maia Spasova

Una búlgara que hace arte con masa de pan

Las 8.45 de un lunes madrileño. Los viandantes y conductores que transitan por la Gran Vía sobrenadan como pueden el retorno a la vida laboral tras un fin de semana de ocio y excesos. Sus entrecerrados ojos se agrandan de pronto. Una joven saca de una furgoneta ocho cajas con masa de pan y las vierte en la seca fuente superior de la plaza de Callao. No es un atentado ni la acción de una perturbada. Es la última obra artística de Maia Spasova, una búlgara de 28 años, aterrizada en Madrid a primeros de junio.

Maia rinde así homenaje al pan, "símbolo ancestral en la historia de la humanidad", y al pueblo madrileño, al que ama perdidamente. La idea le vino de pronto en esta ciudad. Pero su veneración por este alimento fluye de su Sofía natal. "Mi abuela sentía un respeto religioso por el pan. Nos decía que venía de Dios. Y nos regañaba si intentábamos tirarlo". Los madrileños que ven su obra no conocieron a su abuela y, así, hay reacciones para todos los gustos.Un trabajador que abre una zanja en la plaza con su martillo neumático refrena su atronadora tarea para exclamar: "Está bien que la gente de capital se entere de cómo se hace pan". Otros miran con escepticismo y se despachan con un "muy original". 0, entre risas, ironizan: "Parece que va a hacer churros". Y una punky, adormilada, no acaba de creer que es arte: "No, en serio, tío, ¿de qué va?". Estos comentarios no arredran a Maia, que, felizmente, desconoce el castellano. Su optimismo, bajo el sol madrileño, se inflama tanto como sus 250 kilos de pan y levadura.

Hace tres años ya que abandonó Bulgaria en busca de "mayor libertad artística", tras especializarse en pintura mural. Ahora está afincada en Estocolmo, donde tuvo tres años atrás un rubicundo niño llamado Christian. No le seduce su nueva patria: "Los suecos son ricos y educados; pero no son gente tan cálida, tan fuerte y abierta como aquí". "Aquí" es Madrid, porque no conoce otra ciudad española. Y está tentada de sentar sus reales "aquí".

Ha expuesto sus comics desde 1981 en Italia, URSS y Bulgaria. Las ciudades de Sofía y Plovdiv cuentan con mosaicos y murales suyos. Pero su epicentro artístico son los países escandinavos: en 1986 participó en Suecia en un simposio de artistas del área en Arkang, en sendas exposiciones en Awika y Estocolmo y en el festival de la cultura escandinava de Reikiavik (Islandia). Este año ha expuesto ya en cuatro ciudades suecas -Orore Bro, Upsala, Gotemburgo y Estocolmo- y en Colonia (RFA). Su única exposición en España ocurrió dentro del Miniprint International, en agosto de 1986 en Barcelona, experiencia que repetirá ahora.

Sólo hay un tema que entibia su fogosidad ante las definiciones: "No me interesa la política. No quiero hacer propaganda o luchar contra algo". Sólo se compromete a decir que el régimen comunista de su país ya no es tan duro con los que emigran. "Hay cientos de jóvenes fuera".

Pero los demás no son profetas como ella: "La masa de pan fermentará a lo largo del día e irá aumentando hasta que la masa desborde el cuenco y caiga sobre el estanque de la fuente". Profecía cumplida. Ella pareció la primera sorprendida. "Mira, ¡crece!".

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