Cuesta abajo.
La vigésima tercera etapa debería ser, en teoría, un descanso tras la dura montaña y 22 días de brega. Sin embargo, no está descartado, máxime si el día es lluvioso o con viento, que los equipos intenten provocar algún corte que perjudique a sus rivales. La jornada, en contra de las anteriores, es casi cuesta abajo, salvo cuatro pequeñas dificultades iniciales, tres puertos de tercera categoría y uno de cuarta. Se iniciará en St-Julien, ciudad fronteriza con la suiza de Ginebra, hasta Dijon, donde la contra reloj del sábado sí dará diferencias con seguridad.
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