El líder, Mottet, dio muestras de debililidad y cedió más de un minuto a Delgado, Bernard y Roche
LUIS GÓMEZ, ENVIADO ESPECIAL, El Tour parece inclinarse hacia un proceso de eliminación en el que el líder, Charles Mottet, que cedió más de un minuto a sus rivales más directos, y Robert Millar han dado muestras de debilidad. La sorpresa la dio Lucho Herrera en sentido negativo, porque perdió un tiempo discreto y en su terreno predilecto. La carrera también hace acopio de las tácticas colectivas, de la estrategia de equipo, y Pedro Delgado utilizó ayer convenientemente al PDM. Luego, hizo un ataque fulgurante que no dio resultado, pero es ya el único, junto a Stephen Roche, que no ha dejado de obtener ventajas circunstanciales. La etapa la ganó Régis Clere, segundo triunfo de un gregario extranjero inscrito en un equipo español, esta vez el Teka. Pero estas victorias no son rentables.
Por segunda vez consecutiva fueron tácticas de equipo las que centraron el desarrollo final de una etapa. A falta de 30 kilómetros, el PDM cortó el pelotón gracias a la sabiduría de Knetemann y el auxilio de Van der Poel. Inicialmente, resultó un éxito, pero tanto Roche como Millar, Bernard y Herrera lograron alcanzar el primer grupo. No obstante, los corredores llegaron al último puerto (de primera categoría, pero corto y no excesivamente duro: 6% de desnivel) a fuerte ritmo con la intención de castigar a algunos y, sobre todo, a Herrera. Esta segunda parte de la táctica desarrollada por el PDM surtió efecto a la vista de la posición del colombiano, a 23 segundos de Delgado. El Systeme U colaboró hasta que se dio cuenta de que podía ir en perjuicio de Mottet, cada vez en situación más débil.Así que cada día uno o dos de los favoritos han de ofrecer explicaciones. Ayer le tocó, por tercera vez, a Mottet, aún líder, pero con menor solidez, hasta el punto de que los egregios cronistas de LEquipe pronostican al oído un próximo derrumbe del francés. Por una vez, también, le tocó el turno a Herrera, quien dijo que comprendía el esfuerzo de los favoritos: "Mi objetivo sigue siendo el Premio de la Montaña". Efectivamente, Herrera intentó puntuar, y lo consiguió, en puertos de ínfima categoría. Pero el colombiano cambia de objetivo según la dirección del viento. Anteayer apuntaba al podio y ayer al jersei de lunares. Pero Herrera fue la gran sorpresa.
Quienes no han pasado por el cadalso son Roche y Delgado. Bernard, que vuelve a acariciar el liderato y anuncia que puede vestirse de amarillo el domingo (subida al mont Ventoux, de categoría especial, en una contra reloj de 38 kilómetros), ha tenido días buenos y uno malo. Hampsten, revaluado con la montaña, se vio alejado de las listas en las contrarreloj llanas, pero ahora está en alza. Y Millar está ahí, pero sin convencer y perdiendo pequeñas porciones de tiempo etapa tras etapa. Roche y Delgado, no, aunque Roche se quedó cortado en medio de la tormenta, pero fue por la casualidad. Roche no ha perdido la rueda del español. Su desventaja táctica es que a Delgado le asiste Un buen equipo, el PDM, mientras que el sector italiano del Carrera le ha dejado a su suerte.
Por tanto, Delgado sigue situándose, aunque ayer sorprendió por doble motivo: por un ataque espectacular, en el que dejó plantados a Roche y Alcalá y en ridículo a Hampsten, que iba escapado, y porque fue cazado a 800 metros de la meta. Pero Delgado llegó sonriente. Ha confesado que este año se recupera mejor de los esfuerzos de cada día.
A Delgado, de todas formas, le acompaña una cierta publicidad astrológica. Entre 1959 (triunfo de Bahamontes) y 1973 (de Ocaña) pasaron 14 años. Otros 14 y se llega a 1987. Delgado acaba un Tour en los años impares, como éste, y se retira o se cae en los pares. Su número, el 51, ha acompañado a numerosos vencedores del Tour, como Mercxk, Hinault y Anquetil, a quien ayer un lector le preguntaba por esta superstición. "Las hay en el ciclismo", contestó Anquetil. "Yo no hubiera tomado la salida del Tour o del Gran Premio de las Naciones sin haber pasado por el peluquero. En otros casos me era indiferente. Siempre corrí la París-Roubaixcon el pelo largo y no la gané. Muchos corredores han ganado el Tour con el 51 y Delgado puede ganar el de 1987", añadió.
Los gregarios extranjeros
Para Clere, situado el 134º a 1. 13.50 horas del líder, la victoria de ayer le otorga un protagonismo efímero y un automóvil. Se escapó en el kilómetro 32, por lo que anduvo en solitario durante 174, para llegar a contar con una ventaja de 24 minutos. Dicen las malas lenguas que este tipo de escapadas se negocian de antemano. Es decir, se pide permiso a ciertos directores de equipo y se enseñan las cartas: el corredor que va a saltar. Ayer el pelotón no hizo el mínimo esfuerzo por cazar a Clere, pero en su mérito hay que añadir que ya estuvo en solitario durante 100 kilómetros en otra etapa, la séptima. Entonces pagó el esfuerzo y entró el último, a 11.52 del vencedor. Los gregarios extranjeros parecen sustituir a los españoles en las acciones raciales. Mal síntoma.
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