Combatientes a sueldo
LOS PLANES de modernización del Ejército de Tierra incluyen la creación de unidades de intervención rápida, que estarán integradas exclusivamente por soldados voluntarios, que cobrarán un salario comprendido entre las 25.000 pesetas -durante los períodos de formación- y las 50.000 (el resto de la permanencia, que en ningún caso superará los cuatro años). Con la creación de ese tipo de unidades se trata, por un lado, de configurar un nuevo Ejército realmente apto para responder a posibles agresiones externas, y por otro, de elevar el nivel profesional no ya sólo de los militares de carrera, sino también de las tropas de choque con misiones más arriesgadas.Las condiciones del régimen franquista convirtieron al Ejército en unas auténticas fuerzas de ocupación cuyas misiones consistían en defenderse del denominado enemigo interior. Por ello, España no ha contado en las últimas décadas con un Ejército destinado a defender a los ciudadanos de un hipotético enemigo exterior. La decisión de permanecer en la OTAN introduce nuevos factores geoestratégicos que también suponen una necesidad de renovación y modernización de las unidades militares. Los obligados cambios y transformaciones deben ser tan profundos que, en efecto, y como reconocen los propios generales, el Ejército está hoy desarticulado.
Uno de esos cambios consistía en contar con pequeñas unidades operativas, ágiles y profesionales, similares a las que existen en todos los países avanzados. En las últimas décadas sólo existía la, Legión como fuerza de choque. Pero se trata de una unidad .desprestigiada, a la que hasta hace sólo unos meses podían sumarse, con nombres supuestos, delincuentes perseguidos por la justicia y cuya ética no era asumible en un país occidental.
Las fuerzas de intervención rápida serán la Legión renovada -decisión discutible, pues lo lógico hubiera sido proceder a la disolución de ese ejército de mercenarios de sabor colonial-, la Brigada Paracaidista, las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET) y las Compañías de Operaciones Especiales. Serán unidades que en sólo 12 horas podrán ser trasladadas a cualquier lugar en un radio de 800 kilómetros, incluso fuera de las fronteras nacionales. Sus soldados recibirán un entrenamiento intenso en el manejo de las armas o vehículos y se convertirán en las tropas combatientes en caso extremo.
A pesar del escaso salario propuesto -si bien los gastos de comida o alojamiento no existen-, las expectativas del Ministerio de Defensa se han visto desbordadas, y las primeras 4.700 plazas convocadas para la Legión y la Brigada Paracaidista ya han. sido superadas ampliamente por el número de aspirantes, fenómeno que está favorecido por el elevado nivel de desempleo existente sobre todo en el ámbito juvenil.
Los mandos del Ejército se han apresurado a decir que estos programas ño constituyen un primer paso para crear un Ejército totalmente profesional. Por el contrario, aseguran que el modelo perseguido es una mezcla de soldados conscriptos y voluntarios, en la que éstos representarán aproximadamente el 30%.
Algunos intelectuales se han apresurado también a lanzar la alarma sobre el peligro que puede suponer la creación de un Ejército pretoriano, compuesto por mercenarios y apartado de la sociedad civil. Los militares responden que los voluntarios sólo podrán permanecer un máximo de tres o cuatro años y que no se trata de crear unidades marginadas, sino que estarán en continuo contacto con la sociedad.
No faltan quienes señalan la ventaja de contar con un elevado porcentaje de voluntarios remunerados, puesto que descenderá el número de jóvenes que obligatoriamente tendrán que pasar un año de sus vidas en el servicio militar. En cualquier caso, el plan responde a un claro intento de elevar el nivel profesional de las Fuerzas Armadas.
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