10 años de unidad y diálogo
A partir de 1975, coincidiendo con el cambio de régimen y con la aparición en España de la crisis económica, empiezan a surgir múltiples asociaciones en todos los ámbitos de la sociedad española. La desaparición de las viejas estructuras. que conformaban el sistema político y social anterior, los desórdenes sociales, la recesión económica, los problemas financieros, las reconversiones en amplios sectores de nuestra economía, sembraron la inquietud y el afán de agruparse para defender los intereses en los diferentes sectores.Del mundo de la empresa surgen diversas asociaciones territoriales y sectoriales, y algunas de carácter general, como la Agrupación Empresarial Independiente (AEI), la Confederación General de Empresarios (CGE) y la Confederación Española dé Empresarios (CEE), que, junto con Fomento del Trabajo Nacional , llevaron la iniciativa al movimiento empresarial. De la conciencia del lugar que debían ocupar las organizaciones empresariales, del convencimiento de la necesidad de aunar esfuerzos y de la fusión de estas organizaciones nació la CEOE el 29 de junio de 1977, hace ahora 10. años.
Desde el primer momento supimos que la CEOE nacía para defensa de la libre empresa y la economía de mercado. Para poner a punto todos los aspectos que afectan a la vida de la empresa en consonancia con los nuevos desafíos del futuro. Nació, en definitiva, para desempeñar un papel activo en la mejora de la calidad de vida, la modernización y el progreso del país.
Éstos fueron los objetivos que nos marcamos en la CEOE desde el mismo momento de su fundación, y no hemos regateado ningún esfuerzo para lograrlos, mediante una actitud de diálogo permanente con los demás agentes sociales. Este esfuerzo se ha materializado en la firma de sucesivos acuerdos con gobiernos y sindicatos desde 1979.
Los comienzos no fueron fáciles. Durante los años 1977 a 1980, con la ley de libertad sindical recién aprobada, la conflictividad laboral crecía de forma espectacular, como consecuencia de un clima sindical disgregado, hostil y excesivamente reivindicativo, según el cual se era más representativo en la medida en que se pedía más sobre más cosas. Este planteamiento, unido a los problemas de aumento de la inflación, de descenso de la productividad, de absentismo, de derechos sindicales por definir y de incrementos salariales disparados, hacía que las dificultades con que se encontraba el empresario crecieran día a día.
Por si esto no fuera suficiente, se respiraba un clima social antiempresarial, y por encima de éste, otro obstáculo mayor que superar: la actitud de la clase política, que dejaba de lado á los empresarios en acontecimientos tan trascendentales como la firma de los pactos de la Moncloa. Esta marginación puso de manifiesto la necesidad de crear una organización empresarial capaz de representar y defender los intereses de las empresas en aquellos momentos difíciles de la transición política. El reconocimiento de este protagonismo se logró el 5 de febrero de 1978, con el acto masivo que reunió a miles de empresarios de toda España en el Palacio de los Deportes de Madrid, y fue la culminación de una serie de concentraciones en todas las provincias españolas. Tras estas actos, el Gobierno considero a la CEOE como interlocutor válido. Días después el presidente Adolfo Suárez recibía a Carlos Ferrer en la Moncloa. Se había dado el primer paso.
A partir de este momento, durante los años 1978 y 1970, la confederación experimenta un rápido crecimiento. Se inicia el proceso de constitución de una gran parte de las organizaciones territoriales y se consolida la organización como la única representación válida e independiente de los intereses de los empresarios españoles. Con la incorporación, en 1980, de CEPYME se cerró definitivamente el proceso de unidad empresarial, principio básico de una institución fuerte e, influyente como es la CEOE.
Diálogo social
Uno de los éxitos de la CEOE ha sido el de contribuir a la política de diálogo social y concertación que ha hecho posible dejar atrás la historia de unas relaciones de radical confrontación entre empresarios y trabajadores. El esfuerzo de diálogo social realizado por la CEOE y por los sindicatos durante estos años ha hecho posible la firma de sucesivos acuerdos nacionales, de diverso contenido y naturaleza según los momentos y los firmantes.
El primero de ellos fue el Acuerdo Básico Interconfederal, firmado por CEOE y UGT, en el que se fijaba una serie de criterios para facilitar la reforma de la legislación, laboral vigente, excesivamente burocratizada y paternalista, promoviendo en su lugar la negociación colectiva como cauce de entendimiento entre empresarios y trabajadores. El Acuerdo Básico Interconfederal contribuyó de forma decisiva a introducir grandes dosis de racionalidad en el contenido de los convenios colectivos. Este acuerdo fue el gran impulsor de la negociación colectiva como fórmula de entendimiento entre empresarios y trabajadores. Constituyó, la base del Estatuto de los Trabajadores, aprobado después por el Parlamento.
Un año después firmamos con UGT y USO el Acuerdo Marco Interconfederal (AMI). La aportación de este acuerdo fue la de establecer unas líneas directrices para la negociación de los convenios. Desde entonces los acuerdos entre empresarios y trabajadores fueron más ágiles, razonables y adecuados a las peculiaridades de cada sector y cada empresa. Además, el AMI contribuyó a un mayor fortalecimiento de la unidad empresarial.
En 1981, con vigencia para 1982, se suscribió el Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE).La novedad de este acuerdo fue la presencia del Gobierno, que lo suscribió junto con los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CC 00, y la CEOE. Tal vez fue el ANE el acuerdo más completo en lo que respecta a presencia tanto de organizaciones sociales como del Gobierno, El ANE, además de facilitar la negociación colectiva, pretendía promover una serie de reformas relativas a la Seguridad Social y a la política de empleo.
Este acuerdo fue adecuadamente cumplido en lo que se refiere a negociación colectiva, pero no lo fue tanto en el ámbito de los compromisos adquiridos por el Gobierno. El ANE promovió más gasto corriente y dejó inalterada una Seguridad Social costosa, ineficaz y. llena de desequilibrios financieros. Igualmente, se mantuvo el modelo de mercado de trabajo sustancialmente idéntico al vigente en- la España de los años cuarenta y cincuenta.
Nuevos planteamientos
Con la llegada al poder del partido socialista, los planteamientos de la negociación colectiva cambian ligeramente. En el primer año de mandato, el Gobierno prefiere mantenerse al margen de un nuevo acuerdo, y la CEOE lo suscribe con los sindicatos: es el que entonces se denominó Acuerdo Interconfederal (AI). Con el AI se mantuvo la política de moderación salarial y de lucha contra la inflación, manteniendo para la jornada laboral el criterio de cómputo anual para una distribución más eficaz del tiempo de trabajo. Este segundo aspecto se vio después alterado negativamente por la ley que establecía las 40 horas semanales de jornada de trabajo. la inflación prevista, sistema clave para el control del índice de precios. Los incrementos de inflación previstos por el Gobierno y los salarios por él recomendados fueron rechazados por los sindicatos, por lo que en esta ocasión fue imposible llegar a un acuerdo entre empresarios y trabajadores. Así, 1984 fue el primer año en el que se iniciaba un proceso de negociación sin un acuerdo marco de referencia.
Sin embargo, la acción de las organizaciones empresariales permitió preservar el mecanismo establecido en el Acuerdo Marco Interconfederal de 1980, y se siguió negociando con el objetivo de contener la inflación. La consecución del objetivo de moderación salarial en 1984 motivo un notable incremento de la conflictividad, lo que nos hace pensar que la concertación ha llegado a. incorporarse como factor de paz y un elemento esencial del patrimomo social.
Hacia mediados de 1984 el Gobierno, preocupado por los conflictos y la evolución del desempleo, cerca de tres millones de parados, convoca a la CEOE y a los sindicatos mayoritarios en torno a la mesa de negociación. Tras las conversaciones llegó el Acuerdo Económico y Social (AES). Se pretendía con él, sobre todo, armonizar nuestras estructuras socioeconómicas a las de los demás países de la CE. Se trataba también de conseguir una mejora de nuestra competitividad, contribuir a la generación de empleo y ayudar a la negociación colectiva y el mantenimiento de la paz social. La preocupación de esta confederación por lo que estimamos uno de los problemas más graves del desempleo, el paro juvenil, nos llevó a una campaña de difusión por toda España de este tipo de contratos. La batalla por conseguir una legislación específica para la contratación de jóvenes y el trabajo de mentalización, que se hizo entre los empresarios han dado como resultado la contratación de 757.000 jóvenes en los úl timos dos años.
Igualmente, los empresarios hicimos aportaciones constructivas en cada uno de los 14 comités y comisiones de trabajo que se crearon en el marco del AES para mejorar las estructuras fiscales, de financiación, de gestión, cotización a la Seguridad Social, etcétera. Del AES, con vigencia para 1985 y 1986, los aspectos posítivos hay que buscarlos en los acuerdos bipartitos entre CEOE y UGT. Sin embargo, en el otro plato de la balanza de este acuerdo hay que colocar los incumplimientos, importantes por su número y por los temas de que se trata, del Gobierno. Sigue sin hacerse una adaptación de la legislación laboral española sobre ajuste de plantillas a lo que es habitual en los países comunitarios. La reforma de la financiación de la Seguridad Social y la rebaja de cotizaciones se hacen esperar. Desde la CEOE hemos insistido infinidad de veces en la necesidad de que el Gobierno cumpla lo pactádo en el AES y acometa las reformas estructurales que deben dar mayor capacidad de maniobra y mayor eficacia y competitividad a las empresas españolas.
Este año ha sido el segundo año sin acuerdo. Los objetivos de inflación y la recomendación de incremento salarial del 5%. han sido rechazados por los sin dicatos mayoritaros, a pesar de que UGT se comprometió a defenderlos y así lo puso de manifiesto durante las votaciones de los Presupuestos Generales del Estado. El resultado de esta falta de acuerdo ha sido que los convenios han registrado un incremento salarial medio ponderado del 6,01 %, y hemos asistido a un clima de conflictividad social como hacía años que no se producía en este país. Recientemente, el presidente del Gobierno, entiendo que alarmado por el panorama de estos primeros meses, ha vuelto a, hacer una llamada a los interlocutores sociales para recuperar el clima de concertación necesario.
Éstos son, a grandes rasgos, los principales hitos de la historia de la CEOE. Pero nuestra actividad no se ha centrado exclusivamente sobre los temas sociales. A lo largo de estos años hemos hecho grandes esfuerzos y conseguido éxitos en la lucha contra. el iritervencionismo de la Administración en la actividad económica, contra el exceso de burocracia que impide el necesario dinamismo de las empresas. En este sentido, la ventanilla única es ano de los logros que pretende solucionar el grave problema burocrático que frena la iniciativa empresarial.
Presión fiscal
Hemos insistido repetidas veces en la necesidad de solucionar el desorden fiscal que no hace sino penalizar el ahorro y la inversión. Hay que poner freno al continuo crecimiento de [a presión fiscal que estamos experimentando en España durante los últimos años para financiar unos ingresos, en continuo ascenso, de las administraciones públicas. Es necesario reconstruir el beneficio y abolir los obstáculos a la inversión, garantizar una financiación suficiente al sector privado y reducir el déficit público por la vía de la contención de gastos. Hay que reducir los costes de intermediación y desarrollar los mecanismos de financiación a las pyme.
La CEOE ha destacado en muchas ocasiones la necesidad de suprimir las trabas, obstáculos y frenos administrativos que maniatan y paralizan la competitividad. Hay muchas cosas por cambiar. La aportación empresarial a la Seguridad Social, 20 puntos por encima de la media europea, nos hace difícilmente competitivos. Necesitamos igualdad de condiciones con las empresas, de los demás países europeos. Nuestro país necesita un esfuerzo del sector exportador, pilar básico de la recuperación.
Los 10 años de vida de la CEII, han sido duros, de trabajo intenso, cargados de momentos especialmente complejos, de momentos gratificantes y de expectativas de futuro impresionantes. Se ha conseguido una organización que defiende los intereses de la economía y de las empresas españolas con método, con fuerza, con espíritu constructivo. Hemos contribuido a la puesta en marcha de un proceso de concertación con los sindicatos basado, sobre todo, en el diálogo y la negociación. Pero, sobre todo, CEOE es hoy una realidad basada en la unidad de los empresarios españoles, que ha sido, es y será la mejor garantía, de independencia frente a gobiernos y partidos políticos.
es el presidente de la CEOE.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.