Tribulaciones coreanas
EL DICTADOR de Corea del Sur, Chun Doo Hwan, ha fracasado en su intento de apaciguar a la oposición con el cambio de Gobierno que efectuó a finales de mayo. Las fuerzas democráticas de la oposición tienen hoy un objetivo que las unifica, desde las más radicales, sobre todo los estudiantes, hasta las moderadas, que se vieron frustradas cuando el presidente Chun suspendió las negociaciones entabladas para la reforma de la Constitución. Dicho objetivo es la elección en 1988 de un presidente por sufragio universal.Al designar a un general íntimo amigo suyo, Roh Tae Woo, como candidato presidencial, para ser elegido por un colegio restringido, el dictador ha provocado un auge de la oposición popular de unas proporciones sin precedentes. A pesar del empleo contra los manifestantes de decenas de miles de policías y militares, las protestas populares han adquirido mayor amplitud y violencia.
Chun quiso utilizar la fecha de los Juegos Olímpicos de Seúl del próximo verano como un pretexto para justificar el aplazamiento de cualquier reforma constitucional e imponer como sucesor a su hombre de confianza. Pero la maniobra puede volverse contra él: en las presentes condiciones, Corea no ofrece garantías de seguridad para la celebración de los Juegos. Han surgido ya dos ofertas alternativas: la de Los Ángeles y la de Berlín. La primera podría expresar una cierta desconfianza de EE UU de que el régimen de Chun corra peligro de filipinización.
Washington mantiene una fuerza militar importante en Corea del Sur, como garantía del armisticio que puso fin a la guerra con el Norte, y ejerce una influencia considerable en la situación política del país. A pesar de declaraciones favorables a la democracia, EE UU ha aplicado el discutible criterio de que todo es admisible cuando se trata de oponerse al comunismo neoestaliniano de Kini Il Sung en Corea del Norte. Al amparo de esa actitud se han sucedido en Seúl regímenes dictatoriales con una falsa cobertura parlamentaria. El de Chun es una versión.
Ahora, al paralizar a la oposición democrática moderada, Chun ha facilitado el protagonismo de los sectores más combativos. Si el dictador entra en el camino de las concesiones, la elección del futuro presidente se colocará como problema central. Y, a diferencia de lo que sucedió hace unas semanas, ya no podrá salir del paso con meros parches en el Gobierno. Por lo menos si pretende que los Juegos Olímpicos de 1988 tengan lugar en Seúl.
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