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Adiós a un líder legendario

Willy Brandt se retira hoy como jefe de la socialdemocracia de la RFA

Willy Brandt, el ya legendario líder de la socialdemocracia europea, se retira hoy oficialmente como presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Tras 23 años a la cabeza de la formación socialdemócrata de mayor tradición del mundo, Brandt será sustituido por Hans Jochen Vogel, jefe del grupo parlamentario del SPD. Por aclamación, El Viejo, como se le llama en la base del partido, será nombrado presidente honorario,. "Me bajo del puente, pero no del barco", había señalado Brandt hace meses, al decidir, el 23 de marzo, cesar en el cargo tras una fuerte crisis de mando.

En la sala Beethoven de Bonn concluye hoy una era de la socialdemocracia alemana. En un congreso extraordinario, los delegados del SPD confirmarán a Hans Jochen Vogel como sucesor de Brandt en la presidencia y a Oskar Lafontaine para ocupar una de las dos vicepresidencias, ostentada hasta ahora por Vogel. Los cambios son ya conocidos, pero en el SPD reina expectación y cierta emoción ante el discurso que hoy pronunciará Brandt, una larga intervención que ya el lunes estará en imprenta. Será el testamento político del hombre que llevó al Gobierno al SPD y cambió en profundidad las esencias de la República Federal de Alemania.La nueva troika del SPD estará formada a partir de hoy por Vogel y sus dos vicepresidentes, Johannes Rau y Oskar Lafontaine. En esta dirección ha depositado el partido sus esperanzas de salir de la profunda crisis en que se sumió tras serle arrebatado el gobierno federal en 1982 con la caída de Helmut Schmidt.

Luchas internas solventadas en público, falta de liderazgo, falta de resolución política y una enorme confusión a causa de la irrupción, por primera vez en la historia de la posguerra, de un nuevo partido, el de los verdes, en el espectro político de la RFA han hecho sufrir al SPD toda una serie de espectaculares derrotas desde 1982. Brandt, cuestionado crecientemente en el partido, tomó la decisión de marcharse a raíz de un incidente aparentemente nimio, como fue la protesta de la base socialdemócrata por nombrar portavoz del SPD a una joven griega no afiliada, Margarita Mathiopoulos.

Una sesión tormentosa

El 23 de marzo Brandt anunció, en una tormentosa sesión de la ejecutiva del partido, que cesaba como presidente. El era el único de la célebre troika del SPD en el poder, que formó con Herbert Wehner y Helmut Schmidt, que siguió en la política activa intentando establecer las directrices para una readaptación del SPD a la nueva situación política. Las continuas derrotas en las elecciones regionales y en las federales del pasado 25 de enero, los ataques de la derecha del partido por sus intentos de crear una mayoría de gobierno, en caso necesario, a la izquierda del centro con los verdes y las críticas por su notorio alejamiento de las inquietudes reales de la base tradicional le llevaron finalmente a tirar la toalla.Hoy, cuando suba al estrado en el congreso del SPI), Brandt no pronunciará un discurso para zanjar cuentas con sus adversarios. Estrechos colaboradores suyos han dicho que será una exposición de su legado político y de los principales retos que un partido socialdemócrata debe afrontar en una sociedad posindustrial como la alemana. Este político fue la antítesis del alemán bienpensante, que considera al débil culpable, a las minorías sospechosas y la crítica un incordio.

Hijo ilegítimo, emigrante, socialista, Brandt irrumpió en el páramo espiritual que fue la Alemania Occidental de la reconstrucción bajo el democristiano Konrad Adenauer y se convirtió en canciller en 1969, proponiendo solidaridad frente al egoísmo, debate y crítica frente a las verdades inmutables y los tópicos de la derecha emanada de la guerra fría, reconciliación con los pueblos del este de Europa.

El viento fresco de este homtre, al que según el célebre psicólogo Alexander Mitscherlich «se le nota el esfuerzo del pensamiento en cada frase", conquistóa la juveritud que rechazaba el materialismo radical de sus padres y se plasmó en nuevas actitudes de tolerancia, de incitación al conflicto enriquecedor, de respeto a la igualdad de los sexos y de sensibilidad hacia la suerte de los débiles en el propio país y en el mundo.

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