El PSC atribuye su retroceso a la pérdida de popularidad del Ejecutivo
Dirigentes del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE) atribuyen su retroceso electoral a "factores externos" a la vida política catalana, y en concreto, a una pérdida de popularidad del Gobierno. En estas elecciones se ha manifestado, a través del voto, un descontento por la política general del Ejecutivo, señalaron ayer tarde miembros de la ejecutiva socialista catalana.Pese al retroceso registrado, los resultados de Barcelona son, después de La Coruña, los mejores registrados por los socialistas en las capitales de provincia españolas, destacan esas mismas fuentes, que se niegan a admitir que el ajustado resultado de Maragall (21 concejales, frente a los dos de Iniciativa per Catalunya, 17 de CiU y tres de AP) pueda valorarse como un fracaso. "Hemos resistido mejor que en el resto de España ante la ofensiva de la derecha que, aquí en Cataluña, es Convergència i Unió", precisaron los medios socialistas consultados, para quienes la derrota sufrida ante Pujol en las elecciones autonómicas de 1984 también coincidió con una bajada de popularidad del Gabinete de Felipe González.
Las fuentes socialistas admiten que habían incurrido en la ingenuidad de creer que la obra realizada por el equipo municipal era suficiente para que el electorado revalidara e incluso incrementara el apoyo a Maragall. Eso explica que el éxito por la obtención de los Juegos Olímpicos apenas se utilizara.
Cambio en la política
El resultado electoral pone en cuestión las espectativas electorales de los socialistas ante las autonómicas del próximo año. "Nuestro futuro depende bastante del nivel de popularidad que tenga el Gobierno de Felipe González dentro de unos meses", opina un alto dirigente del PSC, que apuesta por un inminente cambio de rumbo en la política española.Convergència i Unió interpreta su avance, que es relativo, como una gran victoria. Aunque los nacionalistas también han perdido alcaldías -unas a favor del PSC y otras de independientes de derecha-, lo que destacan sus portavoces son sus avances a costa de la izquierda, subrayando los producidos en los municipios del cinturon rojo de Barcelona en que estaban ausentes y donde han puesto en peligro varias alcaldias a los socialistas.
El dirigente del CDS en Barcelona, Antoni Fernández Teixidó, está contento por los resultados obtenidos aunque no oculta cierta insatisfacción. Los suaristas han retrocedido ligeramente respecto a las legislativas de 1986, pero han irrumpido como fuerza municipal, obteniendo algunas -pocas- alcaldías pero convirtiéndose sobre todo en árbitros en lugares de tanta importancia como Tarragona. Los comunistas destacan más que los socialistas los avances de CiU, pero se dan por satisfechos por haber resistido mejor de lo que esperaban la ofensiva socialista por ganarles alcaldías, aún a costa de perder algunas.
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