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RESULTADOS ELECTORALES / MUNICIPALES

Los socialistas y Convergència i Unió se reparten el poder municipal

EL PAÍS Las elecciones municipales han definido en Cataluña una tendencia del voto proclive a reducir la hegemonía socialista. El poder municipal ha quedado bipolarizado entre una posición de izquierdas, representada mayoritariamente por el Partit dels Socialistes (PSC), y, en menor grado, por Iniciativa per Catalunya (IC), y una fuerza conservadora identificada totalmente con Convergència i Unió, que ha aproximado sus posiciones de 1983 a las de los socialistas a base de aprovechar el trasvase de votos procedentes de Alianza Popular (AP).

Dentro de este marco general, la presencia de grupos independientes, de Esquerra Republicana de Catalunya o del Centro Democrático y Social no pasa de ser una mera representación testimonial que, no obstante, en algunos municipios se va a permitir el lujo de ejercer de árbitro de la situación.

A grandes trazos, el mapa municipal de Cataluña ha quedado dibujado después del 10 de junio con una mayoría socialista en los grandes ayuntamientos -con excepciones notables que confirman la regla- y en la zona litoral; un dominio casi absoluto de la izquierda en el cinturón industrial de Barcelona; una zona intermedia, delimitada por lo que podría ser el segundo cinturón de Barcelona, en la que Convergència i Unió ha reducido la hegemonía socialista hasta unos límites de mayoría simple; y las comarcas interiores, mayoritariamente favorables a los convergentes.

El gran reto de las elecciones del pasado día 10 era el Ayuntamiento de Barcelona, donde los socialistas, rozando la mayoría absoluta, han conseguido resistir el auge de Convergència i Unió y continuarán gobernando con el apoyo de los comunistas.

Junto a la batalla de la capital, las dos formaciones mayoritarias también centraron su atención en las grandes ciudades, en las que se han producido sorpresas notables, como la pérdida de Lérida y Manresa por parte de los socialistas, y la caída de votos del propio PSC en el municipio de Tarragona, cuyo gobierno local depende de los pactos a los que se puedan prestar Alianza Popular y el CDS.

Manteniendo la tendencia de 1983, los partidos de izquierda han reforzado sus posiciones en el área metropolitana de Barcelona, el denominado cinturón rojo, donde, no obstante, CiU ha conseguido clavar sus primeras picas significativas en localidades industriales como Sant Cugat, Martorell y Sant Just Desvern.

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En la franja litoral, los socialistas han mantenido sus posiciones e, incluso, las han reforzado en zonas concretas de la provincia de Gerona, a partir de la victoria aplastante en la capital de la provincia.

Donde han comenzado a producirse sorpresas y a confirmarse plenamente la tendencia a la alza de Convergència i Unió ha sido en las comarcas que envuelven al área metropolitana de Barcelona y que constituyen su segundo cinturón.

Esta zona, tradicionalmente socialista, ha mantenido una mayoría de votos y ayuntamientos del PSC, pero ha contabilizado un avance espectacular de CiU, que en algunos municipios ha alcanzado a los socialistas y en otros, sin ganar, ha doblado su número de concejales.

Finalmente, la zona interior, considerada como feudo convergente, no ha variado la composición de su estructura municipal, o, en todo caso, la ha mejorado para Convergéncia i Unió que, en estas elecciones, ha aglutinado a muchas listas de independientes que en 1983 consiguieron la mayoría en muchos municipios.

En conjunto, los resultados se han estacionado nuevamente en la trayectoria habitual de las municipales en Cataluña, ya que los socialistas han resultado vencedores netos en el número de votos (un 36% contra un 32%), mientras CiU ha obtenido más ayuntamientos.

Ante esta relación, las elecciones del miércoles han provocado una novedad, en el sentido de que Convergéncia i Unió va a controlar las diputaciones provinciales de Lérida, Tarragona y Gerona, en tanto que los socialistas mantendrán la de Barcelona, aunque sin la mayoría absoluta de la que han gozado durante estos últimos cuatro años.

La mayoría convergente en el número de ayuntamientos también va a favorecer al partido nacionalista a la hora de crear los consejos comarcales, entidades de nueva planta surgidas de las leyes de Ordenación Territorial de Cataluña, recientemente aprobadas por el Parlament. Convergéncia i Unió va a controlar, con mayoría absoluta, la casi totalidad de los mencionados consejos, gracias a la implantación municipal que ha logrado.

De confirmarse el argumento del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de que estos comicios han sido más políticos que administrativos, la bipolarización centrará las autonómicas de 1988.

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