Otra política regional y otra manera de hacerla

En el desarrollo de la alternativa regional de Izquierda Unida ha participado mucha gente. A través de asambleas abiertas en los barrios, en los sectores profesionales y en las empresas se han integrado las aspiraciones más sentidas. El programa regional es la síntesis de estas aportaciones. No es un programa neutral ni se viste con el ropaje de esa falsa objetividad tan de moda y tan inexistente al mismo tiempo. Es un programa comprometido con los trabajadores y trabajadoras de nuestra región, con los jóvenes en paro, con las mujeres, con los movimientos sociales, con las minorías clandestinizadas. Es un programa realizable, colectivo, un programa lleno de ilusión que incluye aportaciones teóricas e intelectuales de interés. Un programa vertebrado por la necesidad de dignificar la política mediante la participación.En este programa se opta por una política de transformación social, de superación de los déficit territoriales que desequilibran nuestra región discriminando a los ciudadanos del Sur y el Este de la misma.

Para ello se proponen cinco ejes programáticos:

1. Lucha contra el paro. Madrid es la cuarta región europea en índice de' paro. Izquierda Unida propone la realización de un plan económico regional basado en la planificación democrática que potencie el cooperativismo, la pequeña y mediana empresa, en línea con experiencias realizadas con éxito en algunas regiones italianas como Milán o Turín. Para ello se establece el marco de elaboración de dicho plan en un órgano, el consejo económico y social, en el que estarán representadas las fuerzas sociales y económicas de Madrid.

2. Corrección de los desequilibrios territoriales. Impulsar un urbanismo de izquierdas hoy postergado por la contrarrevolución urbanística puesta en marcha a partir de la liberalización de alquileres y la terciarización del llamado decreto Boyer; puntos relevantes dentro de esta propuesta son la construcción de la universidad del Sur, la realización de un nuevo plan de viviendas sociales, el apoyo a los Ayuntamientos en la política de rehabilitación integral y la realización de un plan sur de equipamientos sociales y culturales.

3. Frenar el deterioro ecológico recuperando la vida natural de la región, hoy amenazada gravemente. Para ello Izquierda Unida propone la realización de un plan de recuperación de zonas húmedas, nuevos reglamentos de vertidos y de contaminación atmosférica, un plan de conservación de parajes naturales, etcétera. Todo ello planificado desde el Consejo Regional de Medio Ambiente, en el que participarán activamente los grupos ecologistas y naturalistas de Madrid.

4. Desnuclearización de la región. Convertir Madrid en un ámbito de paz, exigiendo el desmantelamiento de las instalaciones militares norteamericanas existentes: Torrejón, Santos de la Humosa y Loeches, utilizar el artículo 87 de la Constitución para exigir un referéndum regional que presione a favor deeste objetivo.

S. Promoción activa de la igualdad entre ambos sexos. Creación de la Consejería de la Mujer en el Gobierno autónomo y de una comisión de seguimiento de la igualdad de la mujer en el empleo, con participación de las organizaciones de mujeres y los sindicatos.

Naturalmente, en el programa de Izquierda Unida se abordan también políticas sectoriales en materia educativa, san¡taria, de transportes, etcétera, enmarcadas en estos cinco ejes.

Política regional diferente

Pero lo importante de este programa es que ofrece una política regional distinta, inequívocamente de izquierdas, transformadora, y para ello otra manera de hacer la política: la participación, que es el único medio para superar ese foso terrible entre el país oficial y el país real.

Izquierda Unida es la opción que tiene voluntad y credibilidad política para cambiar nuestra región.

Esta política que hemos diseñado es posible y la haremos desde el Gobierno de la Comunidad. Vamos a acabar de una vez con el tópico de "una cosa es lo que prometen y otra lo que hacen". Los candidatos de Izquierda Unida no hacemos de la política una profesión, sino una actividad cotidiana que debe permitir a la larga que la socialización del poder sea un objetivo realizable.