Julio Segura y Adrián Piera resaltan el déficit comercial español derivado del ingreso en la Comunidad Europea

"La mayoría de los costes industriales y de empleo de la integración de España en la Comunidad Europea quedan aún por asumir", consideró ayer Julio Segura, director de la fundación Empresa Pública. Esta afirmación fue realizada en la primera jornada, dedicada a analizar los efectos del primer año de España en la CE, del coloquio sobre España y Europa, organizado en Madrid por EL PAÍS y por el Centre for European Policy Studies (CEPS) de Bruselas.

Segura y Adrián Piera, presidente del Consejo Superior de las Cámaras de Comercio, valoraron la importancia del "empeoramiento rotundo de la balanza comercial española frente a la Comunidad, que de un superávit ha pasado, en el primer año de adhesión, a un cuantioso déficit".Mientras las exportaciones de España a la CE aumentaron sólo en un 7% en 1986, las importaciones provenientes del resto de la Comunidad crecieron en un 32%. Segura no consideró esto un factor necesaria mente malo si no se convierte en una pauta duradera y señaló que la mayor parte de las empresas españolas van a perder parte de su mercado interior, y "ahora lo esencial es saber que la competencia en la comunidad no va a ir vía precio, sino vía otros criterios, como el dise río y la calidad". En esto último coincidió también Piera.

Piera pidió que se apliquen "sistemas imaginativos para estimular las exportaciones". En este contexto, señaló que en el recién creado Consejo de Exportación por primera vez el sector privado participa con el público en la elaboración de un plan, y esperó que "antes del verano" esté listo un "paquete muy importante de estímulos a la exportación".

Julián Ariza, de Comisiones Obreras, afirmó por su parte que si fuera posible, no estaría de más intentar la renegociación del tratado de adhesión de España a la Comunidad Europea en algunos puntos como los que atañen a la siderurgia, la construcción naval o a los sectores agrarios.