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LAS ELECCIONES DEL 10 DE JUNIO

Dirigentes autonómicos quieren más poder en el PSOE

Las elecciones regionales abren expectativas a quienes desean un partido "verdaderamente federal"

El PSOE no puede funcionar como una organización política centralizada una vez consolidadas las autonomías. Ésta es la idea que defienden aquellos dirigentes del partido que ocupan simultáneamente la presidencia de una comunidad autónoma. El madrileño Joaquin Leguina, de manera expresa, y el valenciano Joan Lerma, de forma más discreta, representan ese línea de pensamiento, que se resume en la idea de que el PSOE debe responder a una estructura "verdaderamente federal". Los resultados de las elecciones autonómicas pueden fortalecer o debilitar estas posiciones.

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Joaquín Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid y secretario general de la Federación Socialista Madrileña, ha indicado claramente que él quiere tener más poder en el PSOE. "Yo quiero bailar", dice, en gráfica expresión, "y si no puedo, que me lo digan". Leguina ha mantenido enfrentamientos con Alfonso Guerra; el último de ellos, en el seno del Comité Federal del PSOE, cuando Leguina acusó a la dirección federal de "excesiva preponderancia", y Guerra replicó dando a entender que lo que Leguina quiere es ocupar su puesto. "Y no es verdad", dice Leguina, "aunque tampoco pasaría nada, que conste".Las federaciones de Madrid o la Comunidad Valenciana se sustentan, simultáneamente, en las instituciones autonómicas y en dos de las organizaciones regionales con mayor número de afiliados. Esta situación no es la misma en otras federaciones.

Así, Asturias, cuya federación tiene una alta militancia, está prácticamente dividida en dos partes: una de ellas, en torno al secretario general del SOMAUGT, José Ángel Fernández Villa, poderoso líder minero y único miembro de la organización asturiana con puesto en la ejecutiva federal del partido; y la otra, en tomo al secretario general de la UGT asturiana, Manuel Fernández, Lito, quien se ha retirado de la candidatura autonómica porque había sido colocado en un puesto inferior a Fernández Villa.

En medio de esta situación, el presidente asturiano, Pedro de Silva, se ha dedicado a gestionar la autonomía, conservando relaciones estrechas con Fernández Villa. Fruto de ellas fueron las presiones ejercidas por ambos sobre Alfonso Guerra, en el verano pasado, para suavizar los planes del INI sobre Hunosa, que estaban orientados hacia una drástica reducción de actividades y plantilla de la empresa. Objetivo conseguido en parte.

Las federaciones de Extremadura, Castilla-La Mancha, Cantabria o Baleares están mayoritariamente alineadas con la dirección federal del partido, aunque las dos últimas han pesado menos, puesto que no han logrado gobernar en sus comunidades.

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El factor sindical

Los dirigentes de la madrileña calle de Ferraz -sede de la ejecutiva federal- no estarían inquietos si los problemas intemos en el partido vinieran exclusivamente de los líderes autonómicos. La duda es si las tensiones actuales entre la UGT y el Gobierno de Felipe González pueden conducir al sindicato -o a partes importantes del mismo a una alianza con los núcleos regionales que aspiran a influir más en el partido. Así, Nicolás Redondo mantiene mejores relaciones con Joaquín Leguina o Joan Lerma que con Felipe González.Esta eventual convergencia es la mayor preocupación de la dirección del PSOE con vistas a su próximo congreso, sobre todo si en los comicios del 10 dejunio dichos dirigentes autonómicos revalidan su poder con buenos resultados electorales. La actitud de otras federaciones de comunidades que no concurren a las elecciones autonómicas, como Andalucía o Euskadi, es otro factor determinante en este pulso.

El reciente encuentro entre Felipe González y Nicolás Redondo puede influir de algún modo en el desarrollo de los debates futuros y en la relación de fuerzas dentro del PSOE.

Leguina se niega a que le llamen barón y a que su postura sea caricaturizada como una mera ambición de poder. El hasta ahora presidente de la Comunidad madrileña y candidato a la reelección asegura que él no se ha desviado del programa aprobado por el último congreso. Sin embargo, el parón autonómico anunciado por Guerra -sin que haya sido discutido en el partido- es una manifestación de centralismo y choca con ese programa, según Leguina.

El poder dentro del partido tiene que ajustarse a la realidad de lo que hoy es el PSOE en un Estado de las autonomías, asegura Leguina, "y tiene que responder a una organización interna a la que se califica de federal".

Joan Lerma, más cauto, ha logrado apaciguar la beligerancia con los guerristas valencianos, a los que ha cedido importantes parcelas de poder, como la presidencia del Parlamento, desempeñada en la legislatura pasada por Antonio García Miralles. Ello ha permitido a Lerma actuar con relativa independencia. El presidente regional afirma que los conflictos entre la ejecutiva federal y el Gobierno con la UGT no tienen reflejo en Valencia.

Y sin entrar a dar la razón a nadie, Lerma asegura que tanto el sindicato como las federaciones territoriales del PSOE deben actuar con total autonomía en sus jurisdicciones respecto a la sede central de Ferraz, pero asumiendo la visión y la estrategia global de las ejecutivas estatales.

Mientras tanto, los guerristas prefieren guardar silencio sobre este conflicto familiar.

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