La Caja Rural de Cantabria ha perdido el 20% de sus depósitos desde diciembre

La Caja Rural de Cantabria, intervenida por el Banco de España a la espera de una solución definitiva para su crisis, ha perdido unos 1.000 millones de pesetas de sus depósitos de clientes desde el pasado mes de diciembre. La entrada de la Caja Rural de Salamanca en el grupo asociado del Banco de Crédito Agrícola (BCA) ha supuesto un desembolso de capital y de préstamos para su reflotamiento que supera los 1.000 millones de pesetas. Ayer se celebró una reunión de cortesía entre el consejero de Economía de Castilla y León y los nuevos propietarios de la Rural de Palencia.

Los depositantes de la Caja Rural de Palencia vienen retirando fuertes cantidades de sus fondos desde el pasado mes de diciembre y ante la incertidumbre de una solución definitiva para la entidad, que se retrasa de forma continuada. Mientras que a finales de diciembre los recursos de clientes de esta entidad se situaban en 5.200 millones de pesetas, a mediados de este mes habían descendido a 4.300 millones de pesetas y la tendencia se mantiene.La falta de aprobación definitiva del plan de saneamiento diseñado por el Banco de Crédito Agrícola no hace sino enturbiar la situación a juicio de buena parte de los expertos.

El Banco de Crédito Agrícola y las cajas asociadas se comprometieron a aportar 250 millones de pesetas de capital a cambio de una modificación sustancial de la gestión en la Caja Rural de Cantabria, la ampliación por un año del plan de saneamiento anterior y la colaboración de los trabajadores de la entidad para su recuperación.

En la actualidad se han obtenido 100 millones de pesetas de nuevo capital por el complejo sistema de funcionamiento del resto de cajas rurales, que necesitan. convocar asambleas para aprobar su aportación.

Los trabajadores de la Rural de Cantabria realizan huelgas intermitentes que provocan, de forma casi automática, retiradas importantes de fondos. Las posibilidades de que el plan de saneamiento llegue a surtir efecto disminuyen en la misma medida en que la entidad se va haciendo cada vez más pequeña.

Las ayudas que la Caja Rural de Salamanca ha recibido del grupo asociado del BCA cajas rurales y del Fondo de Garantía, de Depósitos (FGD) en cooperativas de crédito, a raíz de la firma de acuerdo de adhesión al grupo asociado, superan los 1.000 millones de pesetas si se suman los 250 millones aportados por el BCA-cajas rurales en forma de capital, que no recibirá remuneración alguna mientras dure el saneamiento, y los 890 millones de pesetas que, en forma de préstamos a bajo tipo de interés, se le han prestado a la entidad. El Fondo de Garantía de Depósitos ha prestado 590 millones de pesetas y el grupo asociado ha puesto los otros 300 millones de pesetas.

Cambio en la gestión

Este acuerdo se alcanzó hace casi un año y no se ha materializado hasta ahora por distintos problemas tanto en la entidad que recibe las ayudas como en el conjunto de las cajas rurales que han tenido que aprobar la suscripción de la ampliación de capital. Uno de los temas previos a la concesión de las ayudas se refería al cambio en la gestión en la entidad salmantina, que se ha llevado a cabo hace pocas semanas.

Por último, representantes de Cajamadrid y de La Caixa que llegaron a un acuerdo con los responsables de la Caja Rural de Palencia para absorber a esta entidad se reunieron ayer con el consejero de Economía de la Junta de Castilla y León para explicarle las características del acuerdo alcanzado ante las críticas que se han levantado por la absorción. El acuerdo es firme porque el Gobierno regional no tiene competencias desarrolladas sobre cooperativas de crédito, y, sobre todo, porque el resto de las entidades de ahorro de la región no han mostrado un deseo de impedir -adquiriéndola- el traspaso hacia las dos cajas de ahorro de fuera de la citada región.

De hecho, las cajas de ahorro de la región recibieron, en los dos últimos años, numerosas ofertas para que estudiaran la posibilidad de hacerse cargo de la Caja Rural de Palencia y las fueron rechazando todas ante el agujero de pérdidas que tendrían que asumir en el caso de que aceptaran el encargo.