Un país marcado por la grave crisis económica
Acorralado por el narcotráfico y la grave crisis económica, que deja una estela de desocupación, hambre y miseria, Bolivia está considerado como un país socialmente de alto riesgo, si no mediara la profunda convicción democrática de la ciudadanía que parece haber optado definitivamente por la libertad sin pan. El narcotráfico absorbe peligrosamente gran parte de la actividad económica del país y, simultáneamente, se constituye en la clave oculta de todos los momentos dificiles que Bolivia, como nación, está atravesando ahora.Primero fue el compulsivo compromiso de Bolivia para atacar el mal como condición para poner en vigencia un respaldo financiero destinado a rehabilitar la economía en base a una durísima política que, si no fue dictada por el Fondo Monetario Internacional, cumple a pie juntillas todas las recomendaciones de este organismo internacional
El bloqueo financiero de países industrializados no ha sido suspendido del todo. Parece que es un medio de presión para lograr que el Gobierno boliviano continúe -sin medios ni recursos- en una desigual lucha contra los narcotraficantes, que con su poderío económico no sólo fomentan la producción de la materia prima de la cocaína, la milenaria hoja de coca, sino que llegan a controlar inclusive esferas de organismos policiales y judiciales.
Bolivia recibe recursos financieros con muchas limitaciones, tantas, que desde hace un año no puede poner en marcha su anunciado plan de reactivación económica, que podría dar trabajo a una parte, por lo menos, de los 500.000 desocupados forzosos a raíz de la puesta en marcha del programa económico en 1985.
Este programa -muy elogiado fuera del país- logró frenar en seco el proceso hiperinflacionario; pero, como contraparte, ha contraído tanto la economía que la está dejando a merced de las tensiones sociales, tensiones éstas que determinan que el país siga siendo considerado como de alto riesgo para los inversionistas.
Según el Gobierno de Víctor Paz Estenssoro, este programa era la única alternativa para sacar de la crisis al país. Según la oposición, el altísimo coste social de esta política terminará comprometiendo el futuro mismo de la nacionalidad.
El drama de los bolivianos probablemente no sea ajeno al de otros países en vías de desarrollo, con el solo agravante de que sus condiciones de vida han sufrido un mayor deterioro en los últimos años.
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