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Vídeo

Lo de Reinosa es uno de esos acontecimientos históricos que obligan a volver a lo real desde ese territorio de la hipnosis y el mareo mental en el que te mete el publicismo político. Cambio, modernidad, tren de la revolución tecnológica... En Reinosa, el cambio se ha notado en que la represión ha podido grabarse en vídeo, evidencia también de la modernidad de la circunstancia y del progreso tecnológico de los reprimidos. Antes las víctimas trataban de contarlo a viva voz, ahora pueden comunicarlo en vídeo. Yo utilizaría este logro modernizador en la próxima campaña electoral: "¡Gracias a la modernización de España, los apaleados y gaseados pueden grabar vídeos para contarlo!".Todo lo demás es rigurosamente premoderno. El palo y tente tieso, el afán de desquite, el tratamiento de pueblo ocupado, el alcahuetismo del poder político metiéndose bajo las faldas las tanquetas y los botes de humo, el continente sin contenido de la verborrea del señor director general de la Guardia Civil, la ambigüedad cómplice del poder político, la equívoca actitud clarificadora de la oposición mayoritaria. Todo es antigua cultura del poder, de cualquier poder, y, si en su mano estuviera, nos obligarían a ir a Perpiñán para ver ese vídeo.

Mientras luchaban por su vídeo y desde el vídeo, los vecinos de Reinosa han recibido una carta clandestina de un clandestino sindicato unitario de la Guardia Civil. Esos guardias ocultos expresan su solidaridad y dicen que la madre del cordero está en el carácter militar de la Benemérita, en que se utilice un cuerpo represivo militar en contra de una protesta laboral. En efecto. Ésa es una de las madres del cordero. Pero no la única. El sentido represivo del Estado no ha cambiado, porque su función de Estado de clase no ha cambiado. Esta evidencia queda sobre la mesa de la posmodernidad para que los proveedores de ideología del poder hagan con ella lo que les pida el cuerpo o lo que les pidan sus señoritos.

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