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Marruecos y Argelia están dispuestos a moderar la tensión sobre el Sáhara

Marruecos y Argelia no han conseguido variar sus posiciones encontradas en torno al conflicto del Sáhara occidental, si bien se han expresado, al parecer íntimamente, una voluntad conjunta de propiciar una desescalada de la tensión existente. Como consecuencia, se podrá medir a corto plazo el verdadero poder de autonomía del Frente Polisario.

Éste puede ser a simple vista el primer resultado de la cumbre, del lunes entre el rey Hassan II y el presidente Chadli Benyedid, en la que medió en el sitio el rey Falid de Arabia Saudí.Argelia, a través de la agencia oficial APS, ha asegurado que no es su pretensión "negociar, decidir u ocupar la plaza del Frente Polisario" en unas posibles negociaciones con Rabat, y advierte que "sólo la vía negociada conduce a una paz efectiva y duradera". Para el régimen de Argel, "el único instrumento capaz de conducir al arreglo del conflicto es la negociación valiente y leal de los que combaten, marroquíes y saharauis".

Rabat, por su parte, se ha limitado a dar a conocer el comunicado conjunto firmado al término de la cumbre, en el que, además de agradecer ambos países al rey Fahd su mediación, se anuncia que Hassan II y Chadli Benyedid "han convenido proseguir los encuentros entre los dos países hermanos, con el fin de resolver los problemas pendientes".

Nuevo lenguaje

Medios políticos marroquíes estiman que entre Rabat y Argel se ha introducido "un nuevo lenguaje", aunque se muestran escépticos ante otros resultados a corto o medio plazo. El hecho de incluir terminología como "países hermanos" y el reconocimiento implícito de "problemas pendientes" es ya algo positivo, según este juicio. Mulay Ahmed Alaui, ministro de Estado y primo de Hassan II, ha asegurado que no se puede hablar del "fracaso" de esta cumbre, porque ha sido sancionada con un comunicado conjunto, el primero tras 11 años de ruptura de relaciones diplomáticas.Los observadores esperan la reacción sobre el terreno del Frente Polisario, que, en suma, aclarará su verdadero poder de autonomía dentro de Argelia, y también despejará si la voluntad argelina de aminorar su tensión con Rabat es real y no fruto de una cortesía temporal al rey Fahd, el artífice de las buenas relaciones actuales entre Ryad y Argel. "Fahd no suele arriesgar su prestigio internacional para que, en los próximos días, todo vuelva a ser. como antes de la cumbre, con combates violentos y sangrientos en el Sáhara y tensiones ampliadas a países terceros", estiman por otro lado fuentes árabes.

La posibilidad de una reducción de la tensión en la zona pasaría también, en opinión de estas mismas fuentes, por un gesto o una concesión marroquí en su intransigencia al diálogo directo o indirecto con el Frente Polisario.

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El marco adecuado es Naciones Unidas, donde exíste una verdadera voluntad de "arreglo" por parte de su secretario general, Javier Pérez de Cuéllar, que en los últimos tiempos ha viajado indistintamente a Argel y Rabat.

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