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Paolo Pillitteri

El alcalde de Milán quiere que la capital lombarda sea una ciudad del futuro

"Milán es una ciudad feliz, pero llena de problemas". Ésta es la imagen utilizada por Paolo Pillitteri, alcalde de esa ciudad italiana desde hace un mes, para describir la actual situación de la capital de Lombardía, a la que quiere convertir en una de las urbes del futuro. Milanés, de 46 años, cuñado del ex primer ministro Bettino Craxi, Pillitteri ha sido durante una década asesor del Ayuntamiento de su ciudad, además de consejero regional y diputado socialista. "Soy político, pero hago otras cosas", dice.

El nuevo alcalde de Milán enumera esas otras actividades con serena satisfacción: escribe, tiene una editorial -Sugarco-, y ha sido cronista cinematográfico y profesor de Historia del Arte. Asesor, entre 1970 y 1980, del Ayuntamiento milanés en las áreas de cultura, urbanismo, turismo, y medio ambiente, Pillitteri ha conversado recientemente en Madrid con los responsables del Ayuntamiento de la capital de España sobre la realización de un intercambio cultural entre ambas ciudades.Un destello de pasión asoma en la mirada de este milanés, hijo de sicilianos, cuando explica las transformaciones sufridas por la ciudad de Milán -otrora vanguardia de la industrialización y actualmente capital italiana del sector terciario- y sus planes para el futuro. "Desde el comienzo de los ochenta se ha producido un cambio radical en la ciudad: desaparecieron las industrias y vinieron las oficinas. Se ha convertido en una ciudad terciaria. Esto fue una verdadera revolución en el modo de vivir, de trabajar, de descansar", dice Pillitteri.

Este proceso de radicación de las industrias fuera del área urbana "no ha sido, por fortuna, problemático ya que se ha dado en una situación general de mayor tranquilidad en el país". "Pero ha producido un crecimiento excesivo de los bancos y de las oficinas: mucha actividad de día, y muerte de noche", describe Pillitteri en Madrid, con la tranquilidad de saberse al frente de una ciudad con recursos para afrontar el desafío.

La desindustrialización ha dejado un quinto de la superficie de Milán vacío. "Hemos tratado de cubrir esos espacios con grandes proyectos urbanísticos -que tendrán financiación pública y privada-, como Tecnocity (la Ciudad de la Técnica, que ocupará el solar de la antigua Pirelli), Montecity (donde estaba situada la Montedison) y la nueva Feria de Milán. También proyectamos la construcción de un centro cultural como el Beaubourg, de París", enumera Pillitteri.

La experiencia de la capital francesa -que ha mostrado una gran intuición en la transformación urbana", comenta- será muy tomada en cuenta por las autoridades de Milán para responder a la nueva situación: "Han aumentado en los últimos años las necesidades secundarias -de cultura y utilización del tiempo libre- a las que hay que dar respuesta en el contexto de una ciudad que, a pesar de su riqueza, tiene algunas zonas de marginación social", agrega. El Ayuntamiento de Milán está gobernado por el pentapartido (alianza de democristianos, socialistas, republicanos, socialdemócratas y liberales), en plena crisis en el Gobierno central italiano. El pentapartido es "numeroso, rumoroso e inquietante", comenta Pillitteri, con más ironía que dramatismo. Tal vez porque sabe que gobernar Milán en esas condiciones es "difícil, pero no imposible".

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