"Lo más duro era no poder abrazar a mis hijos", afirma Ascensión Martínez
Ascensión Martínez Cabrera, la mujer que el 27 de octubre se confesó autora de la muerte de su marido en Ondara (Alicante), quedó en libertad provisional el pasado sábado, tras depositar una fianza de 500.000 pesetas. El dinero ha sido adelantado por su madrina de boda, María Luisa Soler, aunque diversas asociaciones ondaresas han manifestado su intención de organizar un festival para recaudar los fondos que permitan cubrir dicha fianza. Para Ascensión, lo más importante del regreso es haber podido abrazar a sus cinco hijos. "Tener que hablar con ellos detrás del cristal fue lo más duro de mi estancia en la cárcel".
La presunta parricida, que deberá presentarse ante el juez los días 1 y 15 de cada mes, está a la espera de juicio. El fiscal pide para ella una pena de ocho años de reclusión; sus abogados, la libre absolución.El regreso de Ascensión a Ondara ha vuelto a despertar la solidaridad de esta población alicantina, de 4.600 habitantes. Cuando ella y su hijo Alejandro fueron detenidos, se llevaron a cabo manifestaciones multitudinarias reclamando su libertad. Durante los cinco meses que estuvo en la prisión de Fontcalent, decenas de amigos y convecinos fueron a visitarla. "Sabía que tendría el apoyo de mis amigos, pero nunca esperaba que se volcaran conmigo como lo han hecho. Estoy muy agradecida a todos". Ascensión se siente abrumada al ver su foto en los periódicos, pero no le importa relatar una y otra vez sus experiencias en la prisión.
El buen trato de Fontcalent
"Me han tratado muy bien todo este tiempo. Si no fuera porque no podía salir a la calle, diría que no he estado en la cárcel. En Fontcalent me ocupaba de repartir la comida, lavar, hacer ganchillo y también escribía cartas". Las demás reclusas ayudaron también a Ascensión a adaptarse durante los primeros días en la cárcel, "sobre todo Catalina, la primera compañera que tuve".La noticia de que podía salir bajo fianza le llegó por medio de un funcionario de la Audiencia Provincial de Alicante. "Cuando me dijo que había que pagar medio millón de pesetas pensé que me quedaba allí, porque mi familia no tiene ese dinero. Menos mal que María Luisa ha pagado la fianza".
La presunta parricida no quiere recordar aquella noche ni qué pasó. "Mi marido y yo no nos llevábamos bien. Incluso yo había comentado con él la posibilidad, de separarnos, pero me decía que, si me marchaba, me mataría donde me encontrara". Ascensión explica una vez más las dificultades económicas por las que pasaba su familia. "No sólo no traía dinero, sino que se llevaba el que cobraba mi hijo mayor, y eso no podía seguir así", dijo entre lágrimas.
Durante estos meses, la mayor alegría para ella fue conocer que el juez dejaba en libertad a su hijo Alejandro, que en un principio fue acusado de complicidad en el crimen. "Cuando me enteré, hasta se me olvidó que estaba presa. A mí sólo me preocupaba mi hijo. Él estaba en la cárcel sin razón, y eso era lo que más me dolía". En este tiempo no ha tenido contacto con la familia de su marido. "Las relaciones con mis suegros se han roto, y yo comprendo que estén dolidos conmigo porque han perdido un hijo, pero también deben comprenderme a mí, porque ellos no sabían cómo me trataba Alejandro ni cómo era de verdad".
Los padres de la víctima se han mostrado muy molestos con su puesta en libertad y han anunciado que no recurrirán su libertad provisional porque no tienen medios económicos para hacerlo. "De lo contrario, haríamos lo posible porque volvieran a encerrarla", manifestó el domingo a este diario Ramón Herrero, padre del fallecido. "Que me perdonen. si pueden. Que me perdonen", suplica Ascensión.
Según los abogados defensores de la presunta parricida, el juicio se verá dentro de dos meses aproximadamente.
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