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CERCO AL NARCOTRÁFICO

"Hay que vigilar más a los traficantes que controlan los barrios", dice Solans

"Las fuerzas de seguridad, hablando en general, han hecho una buena labor contra el tráfico de drogas, aunque es cierto que los traficantes intermedios, el eslabón entre los grandes y los camellos callejeros, están mucho menos controlados". Miguel Solans, delegado del Gobierno en el Plan Nacional contra la Droga, reconoció en el curso de la entrevista que la iniciativa de la Coordinadora de Barrios había significado un importante revulsivo, y añadió: "La lucha contra la droga exige un rearme social. No es sólo cosa de la policía. Es imprescindible que se lo tomen como algo suyo sectores sociales que hasta ahora no han tenido gran participación, como empresarios, centrales sindicales, pequeños comerciantes o la Iglesia".

Miguel Solans exhibe con satisfacción los resultados obten¡dos en 1985 contra el tráfico de drogas, y se muestra orgulloso de la eficacia de las medidas de coordinación adoptadas entre los diferentes cuerpos de seguridad, Policía Nacional, Guardia Civil y Aduanas. La puesta en marcha del plan de control en aduanas, en aeropuertos y puertos privados, el Plan Sur la cooperación internacional, entre otros aspectos, han permitido un fuerte incremento en las partidas de droga decomisada, hechos por los que las fuerzas de seguridad españolas han sido felicitadas por sus colegas extranjeros. "Hemos puesto en marcha la maquinaria", resume Solans, "y creo que los resultados empezarán anotarse pronto".Solans deja claro primero que su ámbito de actuación no es el de una ciudad o unos barrios concretos, y añade después que eso no fue un impedimento para que se interesara por las denuncias presentadas por la Coordinadora de Barrios. De hecho, dice Solans, la iniciativa de recibir a la coordinadora partió de una reunión que mantuvo con mandos policiales el 26 de febrero. "Las denuncias de la Coordinadora, al margen de su oportunidad y de su crítica exacerbada, son positivas porque han significado un revulsivo importante", dice.

El eslabón intermedio

"Efectivamente, es necesario controlar el eslabón intermedio entre el gran traficante y el camello callejero. Ese eslabón intermedio que forman los traficantes de barrio, los que actúan en pisos como los denunciados por la coordinadora, y es cierto que en este sector la actuación policial es mejorable. Hay que prestar mucha más atención a esa especie de mesocracia de traficantes".

Solans reiteró el anuncio que hizo el lunes José María Rodríguez Colorado, director general de la Policía. "Es imprescindible que la policía y los vecinos de los barrios colaboren. Las instrucciones en este sentido son muy claras. Los comisarios tendrán que atender las denuncias presentadas por los vecinos, y facilitarles información. Los comisarios tendrán que adecuarse a esta mentalidad y, como dijo Rodríguez Colorado, el que no pueda hacerlo tendrá que ser relevado. Y los vecinos deben saber que si en comisaría no son bien atendidos, pueden dirigirse directamente a la Jefatura Superior de Policía de Madrid, y a la delegada del Gobierno, Ana Tutor".

Otra cosa es que la policía actúe en las mejores condiciones posibles. Solans menciona la eterna polémica entre policías y jueces, los primeros, quejándose que los segundos ponen en libertad a los pocos días a los camellos detenidos, y los segundos, quejándose que tienen que hacerlo porque la policía no suele aportar pruebas suficientes. "No podemos eternizarnos en esta polémica. Hay que adoptar soluciones concretas. En estos momentos trabajamos en un nuevo impreso, que la policía tendrá que rellenar, de forma que, cuando se entregue a algún detenido al juez, en ese impreso figuren todas las circunstancias que permitan al magistrado iniciar la actuación judicial".

Existen, según Solans, incluso problemas de mala distribución burocrática, y recuerda que París esta subdivida sólo en seis distritos policiales, mientras que en Madrid existen 22 comisarías, lo que dificulta su coordinación. Y también hay que reconocer que el trabajo de la policía de barrio es muy ingrato y apenas tiene incentivos. Y además, añade el delegado del Gobierno, también la policía sabe que la droga es un problema social, y que no basta su esfuerzo para acabar con el tráfico, y en este momento Solans hace una larga disertación de las iniciativas que cada ministerio debería abordar decididamente para acabar con el caldo de cultivo que para el tráfico de drogas supone la situación de marginalidad en que viven miles de jóvenes en los barrios, medidas que pasan por los campos de educación, asistencia social y sanitaria, creación de empleo, formación profesional, rehabilitación de drogadictos, ectécera, sin olvidar una reforma del Código Penal que imponga penas más duras para los grandes traficantes.

El delegado del Gobierno hace especial hincapié en la importante colaboración que podrían prestar la iniciativa privada y otras instituciones no oficiales. Solans habla de los preparativos en marcha para la creación de una fundación, en la que participarán empresarios importantes, pero añade que se echa en falta iniciativas más decididas de otros sectores: "El de la droga parece ser un problema maldito en el que nadie quiere meterse. Yo pediría a los sindicatos, a la CEOE, a la Iglesia, a los pequeños comerciantes, a los partidos políticos en general, que colaboren también. Los empresarios pueden reservar puestos de trabajo para ex toxicómanos en rehabilitación, por poner un ejemplo. Hace falta audacia e imaginación en todos los sectores sociales si realmente queremos abordar el problema con ciertas garantías de éxito".

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