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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Una piadosa calculatriz

Fernando Savater

Mi colega y amiga Adela Cortina (Polémica sobre el egoísmo ilustrado, EL PAÍS, 26 de febrero) se ha comprado una calculadora para realizar cómputos éticos. La tarea es ardua, y los resultados, dolorosamente decepcionantes. Era de temer, pues ya se sabe que después de los cálculos renales son los cálculos morales los que más hacen sufrir. Lo que más me acongoja -en uno de mis ratos responsables y solidarios, que también los tengo- es que haya sido lo que dije en estas página sobre el egoísmo ilustrado el motivo próximo de que esta piadosa calculatriz (me permito el neologismo para distinguir a la profesora de su Casio) haya llegado tras ímprobos esfuerzos a conclusiones descorazonadoras.Repasando los resultados de esta penosa tarea, cada vez me parece más evidente que su instrumento de cálculo ha traicioriado a mi amiga: su Casio le ha salido Yago. Incluso no es fácil admitir que ha manejado una computadora, en vistas a lo obtenido ("un compromiso activo con los muy próximos y la indiferencia, o a lo sumo el buen deseo, para los dernás"). Para llegar atal cómputo hasta un ábaco o incluso contar con los dedos. La calculadora de Adela Cortina debe de ser muy pequeñita, del modelo más antiguo. Ahora ya las hacen mayores: pruebe con IBM, siglas quizá de Imperativo Benéfico Moral.

En efecto, ese egoísmo esclarecido del que yo hablaba no es el parto de los montes, sino el parto de los siglos: es el resultado de la Ilustración. Hay ciertamente una añeja tradición que enseña que el punto de vista moral no puede ser el del individuo y.su conveniencia. Lo malo de tal tradición es eso: que es añeja. El transcurso de la reflexión intersubjetiva e intrasubjetiva a través de las épocas la ha ido dejando malparada o, para ser más precisos, la ha desfondado. La filosofía, como nos enseñó el padre Hegel, debe guardarse como de la peste de ser edificante: para ello le basta con tener memoria. Recurrir a un dictamen añejo porque lo es no viene a dar más que en una amnesia voluntaria.

El punto de vista ético no consiste en calcular lo que las personas valen para mí, sino reconocer que son valiosas en sí, eso está claro. Lo difícil es señalar con precisión teórica de dónde viene tal valor: ¿de que todos somos hijos de Dios y, por tanto, hermanos? ¿De que una infusa benevo- Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior lencia altruista universal así lo requiere mágicamente? Seamos responsables y solidarios, como reclama Adela Cortina, o justos y benéficos, como decretó el otro: pero intentemos al menos preguntarnos por qué, puesto que ya no somos curas (al menos unos cuantos) y Nietzsche o Freud no han vivido en vano. Y si comprendo que respeto a los demás porque deseo ser respetado, reconozco su humanidad porque la mía también consiste en ser reconocida, defiendo una armonía social ya sin fronteras en la que me siento necesariamente comprometido porque me va en ello la institución de mi libertad racional, entonces resultará que soy egoísta, pero al menos no ayudaré a que la ética sea vista como una ilusión impotente y misticoide (sobre todo cuando pretende convertirse en árbitro de la política: repásese el lamentable artículo del señor Luis Fernando Vílchez Marín sobre la ley argentina de punto final en este mismo diario).

Cuando Adela Cortina hace equivaler egoísta ilustrado a espabilado me parece ventear en tal identificación cierto matiz derogatorio. Pues no hay tal: creo que si uno quiere seguir en esto de la filosofía, y aún más de la filosofía ética, debe procurar espabilar un poco.- Fernando Savater.

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